jueves, 25 de diciembre de 2008


FELICITACIONES DESDE LA QUINTA COLUMNA
(Si pincháis sobre la imagen, podréis verla a tamaño grande)

viernes, 19 de diciembre de 2008

Y POR QUÉ SOMOS ASÍ?

Ya, prácticamente, estamos en periodo navideño. El adviento nos viene preparando desde hace unas semanas, y El Corte Inglés ya colgó sus luces hace tiempo, esas luces que nos invitan a gastar desaforadamente, aunque no tengamos un euro o, si lo tenemos, no pensemos demasiado en que hay que guardarlo por si acaso. Las cifras económicas para el próximo año no son nada alagüeñas. No las voy a sacar ahora porque son deprimentes y, la verdad, ya están los informativos y los analistas para recordárnoslas. Pero si quiero poner sobre el tapete una idea inspirada libremente en un artículo que leí en la edición digital de "La Judea" el otro día. Cómo se puede ser tan cegato para no darse cuenta de que estamos en un periodo en el que nuestros semejantes lo están pasando muy mal, mientras nosotros seguimos gastando a tontas y a locas lo que no tenemos. Cómo es posible que pueda existir tanto sentimiento de hipocresía asentado en nuestra sociedad, de modo que la llegada de estas entrañables y consumistas fechas no hagan que abramos los ojos y miremos hacia los que menos tienen o, lo más grave, que no seamos capaces de mirar hacia nosotros mismos, que igual en enero o febrero estamos apretando el cinturón de la alimentación o de necesidades básicas por darnos el gusto de gastar en estos días. Yo soy el primero que defiende la cena de Nochebuena, y la de Navidad, y la de Fin de Año, y los Reyes Magos. Todo eso es cierto, y forma parte de una tradición ancestral que nos hace sentirnos bien, compartiendo y regalando a nuestros seres más queridos. Pero fuera de estos momentos puntuales, la gente, en general, entra en un centro comercial en época navideña y se vuelve completamente majareta. No somos capaces de pensar fríamente y reflexionar un poco sobre qué hacemos allí, a qué hemos ido y qué es lo que realmente necesitamos. Simplemente nos dejamos hechizar por luces, músicas felices, vitrinas excepcionalmente bien montadas y decoradas y de nuestra tarjeta de crédito.Tiramos del dinero de plástico y no pensamos en que hay muchísimas personas que, este año van a tener unas navidades pensando en si encontraran trabajo o no, que no podrán dar a sus hijos unos reyes medianamente dignos, y que la comida especial tendrá que ser bastante más humilde porque no tienen con qué comprar. Todo esto lo dejamos aparcado en el parking del hiper, porque todo eso nos entristece, nos hace pensar, nos hace reflexionar y no sería demasiado adecuado llevarlo con nosotros hacia adentro, porque igual, esa tremenda tristeza acumulada de todos los que allí están, harían fundirse de golpe todas las lucecitas de Navidad, callarían la música feliz, y nos harían caer en la cuenta de dónde estamos y qué es lo que realmente tenemos a nuestro alrededor.
(Editorial del programa "A Golpe de Llamador" de Onda Cero)

jueves, 11 de diciembre de 2008

LAS PRUEBAS DE DIOS

En algunas ocasiones se hacen complentamente incomprensibles os designios que vienen marcados desde el cielo. Se hace muy difícil de entender por qué, y sobre todo, por qué a mí. Esta semana ha sido para Motril una semana absolutísimamente negra. Desde estas tierras toledanas que me acogen, he recibido la noticia que ha sido relatada por todo tipo de informativos y programas de los múltiples accidentes acaecidos en el puente de la Inmaculada. Seis vidas se han esfumado de un plumazo, en una carretera asesina que ha cortado por la mitad el corazón vivo de seis personas, cuatro de ellos jóvenes, dos de ellas de la coral Armiz, seres humanos que han concluido su vida de modo inesperado en un día cualquiera, a una hora cualquiera, y sin saber si querían terminar ya su existencia en este mundo que, probablemente no quisieran. Gente joven que han derramado sangre mortal sobre el asfalto frío y húmedo de la nacional 323 tan maldita para mucha gente. Allí recuerdo que también dejó su vida un buen amigo mío, Rubén, hace ya algunos años. Y la verdad es que a los demás, a los que asistimos con pavor y con desasosiego a tan terrible acontecimiento, se nos queda cara de tontos, pensando en por qué la crueldad de la vida es tan terriblemente extrema como para eliminar ilusiones, sonrisas, besos, abrazos, amistades, futuros así como si nada.
La guadaña limpia y afilada de la muerte ha sobrevolado nuestra ciudad y ha sesgado seis tallos de vida y fuerza con tal limpieza que parece aún increíble que esto esté sucediendo. El llanto y la tristeza se ha apoderado de muchísimos corazones más que, hoy, mañana, y durante muchos días van a agotar sus reservas de lágrimas porque ya no van a poder llorar más allá del llanto desatado y roto de dolor en el que se han convertido sus respectivas existencias. Y, como reflexión final, me quedo y transmito la idea que me conmueve la conciencia. Se acerca un periodo lleno de amor y alegría,como es la Navidad. ¿Qué Navidad van a vivir todos los allegados a estas personas que se han ido? ¿Cómo van a afrontar cada 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada, festividad señalada y también de júbilo y gozo? ¿Cúal es el panorama que se presenta a todos los que hoy no pueden desgarrar de su piel la tristeza de su alma, ni pueden elevar su mirada al cielo porque tienen los ojos derramados de pena y de dolor?
Mi más sinceras condolencias para aquellos que, un día de la Inmaculada Concepción, extraviaron su vida en una curva de la carretera, y no supieron encontrarla nunca más...
(Editorial del Programa "A Golpe de Llamador" de Onda Cero)

jueves, 4 de diciembre de 2008

¿DONACIONES O INCOMODIDADES?

De toda la vida, las hermandades y cofradías han sido receptoras de multitud de enseres y diversos objetos que han provenido de generosas y desinteresadas donaciones hechas por devotos de las imágenes o seguidores fervientes de dicha hermandad. Hasta aquí todo está bien. La cofradía es una humilde asociación cristiana que se nutre exclusivamente de lo que sus hermanos aportan a través de cuotas, celebraciones, barras, donaciones... Con lo cual, pues no viene nada mal encontrarse con dádivas que vienen a enriquecer el patrimonio de la cofradía de un modo desinteresado.

Pero claro, la pregunta surge con rapidez. ¿Son todas las donaciones verdaderos regalos en cuanto a utilidad, calidad artística, necesidad?

Tenía no hace muchos días una conversación con un buen amigo mío que defendía que las donaciones realizadas a las hermandades y cofradías deberían tener algún tipo de asesoramiento interno para que aquello que el hermano o la hermana quiere y desea regalar cumpliese, en cierta medida, esos cánones de utilidad, necesidad y calidad artística anteriormente mencionados. Así, probablemente, algunas de las donaciones realizadas no quedarían eternamente enterradas en cajones sin fondo o baúles del recuerdo más viejos que los de Karina.

Pero claro, vuelve a surgir la cuestión. ¿Hasta qué punto alguien que desea comprar algo a su hermandad estaría dispuesto a flexibilizar su capricho o su deseo de regalar un artículo determinado en pos de aquello que le digan que tiene que adquirir?

Hemos de plantearnos los dos puntos de vista, para dar lugar a posteriores reflexiones. Primero, desde el lugar de la hermandad, intentando dialogar con el donante, para intentar consensuar, dentro de la acción que él quiere realizar y el tipo de artículo que quiere regalar, un punto intermedio y equilibrado para el bien de ambas partes, pero sobre todo, para el bien común de la cofradía y sus imágenes y su patrimonio. Por otro lado, el punto de vista del donante, intentando dejarse asesorar en cierta medida por aquellos hacia quien va dirigida dicha donación, para poder emplear su dinero en algo que realmente se pueda adecuar y ajustar a lo que realmente la cofradía pueda necesitar. ¿De qué sirve donar 1000 rosarios a la Virgen si, por ejemplo, le falta una peana en condiciones, o una parihuela más acondicionada a sus características.? O de qué sirve donar una pieza de orfebrería con estilo gótico, por ejemplo, cuando la hermandad está más enmarcada en un estilo barroco? Es como dar un balón de fútbol a un jugador de tenis. Sí, es redondo, pero no me sirve para nada.
En fin, creo que las dos partes implicadas, donante y destinatario debiesen llegar a acuerdos comunes para que, en definitiva, ganen ambos y, como fin último, gane nuestra Semana Santa.
(Editorial del programa "A Golpe de Llamador" de Onda Cero)

ESTE TÍO SI PARECE QUE SABE CONDUCIR, Y NO LO QUE SE VE POR AHÍ (AL MENOS EN MADRID, TODOS LOCOS E IMPRUDENTES)

http://video.kenblockracing.com/flash/small_player/preloader.swf?vendor_id=204&media_id=9183&bgcolor=FFFFFF&autoplay=0