jueves, 27 de noviembre de 2008

OTRA NUEVA VUELTA DE TUERCA

Como es costumbre, mis amigos me informan sobre lo que ocurre allende Despeñaperros, por las tierras costeras de mi Granada añorada y tan lejana, pero tan cercana en mi corazón. Y una de las noticias que ha llamado sobremanera la atención, ha sido que no se ha presentado ninguna candidatura para presidir la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Motril. Y parece ser, que se ha nombrado una gestora presidida por Juan Pablo Galeote y con Abraham Ortega como vicepresidente.
Hasta aquí todo bien. De hecho, quiero decir bien alto que no tengo absolutamente nada en contra de ninguno de los dos. A Abraham le conozco bien, y se que es alguien muy honesto, con un gran corazón, y con ganas de hacer las cosas bien. A Juan Pablo le conozco menos, pero siempre ha estado dispuesto a colaborar con nosotros y siempre ha tenido una actitud positiva hacia la Semana Santa , concretamente, hacia mi persona, hacia la de José y hacia este programa.
Pero aquí hay un pequeño problema. Al menos yo lo veo así. Juan Pablo es Hermano Mayor de la cofradía de la Veracruz, donde campa a sus anchas "el que no puede ser nombrado". Y sabemos que "el que no puede ser nombrado" hace y deshace a su gusto siempre que quiere y donde quiere. Es tirititero de profesión, y con una grandísima habilidad en el manejo de marionetas con maestría y destreza.
Entonces la pregunta surge con rapidez. ¿Qué va a ocurrir a partir de ahora? Este paso que se da en la historia de la Agrupación, ¿es un paso adelante o un paso atrás? ¿Es posible que, con esta elección podamos estar cometiendo un error o, por el contrario, y ojalá así sea, el error lo cometeré yo y los que pensamos así, porque no sucederá nada de lo que imaginamos?
Tengo el privilegio de hablar en primera persona, porque en primera persona me ocurrió lo que cuento con "el que no puede ser nombrado". Y sé de lo que hablo y, quizá algún día lo cuente. Pero me da la impresión que la sombra de los ocultos es muy alargada, y me da en la nariz que puede llegar a ensombrecer la historia de esta agrupación, que acaba de salir de uno de sus momentos más dulces y especiales.
Y para finalizar, fijáos muy bien a la hora de comprar una lavadora, que dicen que hay una marca por ahí que, en vez de dejarte la ropa blanca, creo que te cobra hasta por sacarla del tambor.

jueves, 20 de noviembre de 2008

QUÉ MARAVILLOSA MARAVILLA DE PAÍS

En esta semana, hemos sabido que la Mesa del Congreso ha dado marcha atrás en la decisión de colocar una placa conmemorativa en homenaje a Sor Maravillas, una monja, que ya es santa, cuya cuna donde nació estaba donde actualmente se encuentra una de las dependencias del Congreso de los Diputados, y que tubo dos familiares que fueron Presidentes del Congreso.
Fue un acuerdo propuesto y acordado en primera instancia, pero que tuvieron que echar atrás debido a las protestas de los partidos de izquierdas. La argumentación de éstos se basaba en el carácter aconfesional de nuestro país.
He leído algo sobre Sor Maravillas y su forma de vida. A pesar de considerarme católico, creo que no comulgaría con su estilo de entender el paso por este mundo. Cada cual es libre de actuar según su conciencia, siempre y cuando esa conciencia esté bien madurada, y albergue la suficiente coherencia para discernir entre lo que está bien o mal. De todos modos, yo no creo que sea de los de dormir 3 horas al día, vestida y en el suelo, como signo penitencial, o infligirme castigos corporales para limpiar mi espíritu. Pienso que la vida ya se encarga de flagelarnos cuando le viene en gana, y de flagelarnos bien. Y lo de dormir 3 horas, pues no sería persona al día siguiente para desarrollar mi labor como docente, cosa que mis alumnos, evidentemente, no se merecen.
Pero sí es cierto que cada vez este país está cada vez más direccionado hacia una posición en la cual, realmente, no sé si España se siente cómoda. Un país tradicionalmente religioso, cristiano, con una cultura mayoritariamente basada en religiones, con un folclore y festividades basadas casi en su totalidad en acontecimientos o personas relacionadas con la religión no puede posicionarse en el extremo completamente opuesto a lo que predica en el día a día. Si fuésemos aconfesionales, deberíamos eliminar la Navidad, por ejemplo. Y a ver quién es el guapo que se atreve a borrar de un plumazo tan señalada fecha y, a su vez, perdiodo vacacional. O a ver quién quita el día de la Inmaculada, con esos puentes festivos tan bonitos que salen, o a ver quién suprime la Semana Santa, momento de esparcimiento primaveral y de conocimiento de espléndidas manifestaciones culturales en nuestro país. A ver quién es el listo que lo hace.
Sin embargo, somos aconfesionales para lo que nos interesa. Si se le quiere rendir un homenaje a esa señora por el hecho de ser un personaje público reconocido y que tiene una relación directa con el Congreso de los Diputados por el lugar de nacimiento y por sus familiares directos, no sé por qué no se puede hacer. De hecho, en la Navidad estamos rindiendo homenaje y celebrando el nacimiento de Cristo, algo que en un territorio que no se decanta por ninguna religión, resulta del todo absurdo. Que le digan a El Corte Inglés que se deja de celebrar. Pienso que hace las maletas, desmonta piedra a piedra todos los centros comerciales, y se va a cualquier otro paìs que no tenga tantísimas incoherencias como el nuestro. Y si no lo ha hecho ya es, porque la gente, la de a pie, la que compra, la que nada tiene que ver con políticos y demás razas de tamañas incongruencias, siguen celebrando la Navidad como siempre, como ese periodo de paz y amor en recuerdo a la inmensa alegría que sintieron hace dos mil años cuando Jesús vino al mundo.
Así que algunas personas que gobiernan este país que antes era nación, debieran realizar un examen de conciencia y no ser tan infantiloides ni tan abrazafarolas en algunos aspectos y casos, o bien, cuando llegue Nochebuena, que ni reúnan la la familia, ni cenen en armonía disfrutando de los suyos, ni descansen al día siguiente, porque, en un país aconfesional, el día de Navidad no existe y, por tanto, se trabaja.
(Editorial del programa "A Golpe de Llamador")

miércoles, 19 de noviembre de 2008

UNA SONRISA GATUNA

Mi amigo David me envía este video sorprendente.

Un saludo.

http://es.youtube.com/watch?v=s4YfUhee8P4

jueves, 13 de noviembre de 2008

FOROS Y FOREROS

En estos días, he paseado por los foros cofrades, sobre todo por alguno que hay en Motril, y que es mayoritariamente visitado por internautas de toda índole. Y me he encontrado un artículo en el que pone en entredicho la cristiandad de estos foros como pilar básico en la escala de valores cofrades. Y este comentario, me ha dado que pensar. El mundo cofrade se nutre de gente que, de un modo u otro, siente algo especial por una imagen, representación del Hijo de Dios en la tierra, o de su Madre. Y a través de este motor, de esta motivación, se ponen a trabajar en pos de algo que, visto desde los mismos estatutos que rigen cada una de las Hermandades y Cofradías, es simple y llanamente el culto a Dios y la caridad cristiana por encima de todo lo demás.
Pero deberíamos pararnos a pensar si, realmente, estos dos principios básicos del buen cofrade están presentes de forma cotinua y activa en cada uno de nosotros. ¿Cumplimos siempre con estos dogmas y los llevamos a la práctica siempre? O, por el contrario, cada día que pasa crecen más y más lo que se denominan cofrades de cuaresma, de traje y báculo, de cargos y de importancia.
Sé que, de puertas afuera, todos váis a contestar lo mismo. En la medida de lo posible, siempre lo llevamos a cabo y son motores de nuestra vida. Pero, mirando al fondo de nuestro corazón, ¿estamos haciendo todo que está a nuestro alcance o, por el contrario, nos limitamos a mantener nuestra imagen siempre limpia e inmaculada, cuidándonos que cierto trasfondo de nuestra personalidad no traspase las barreras de nuestro ser?
En los foros, en las tertulias de bares y tabernas, en los corrillos improvisados por la calle, donde los rumores van de boca en boca, donde lo supuesto se convierte en noticia, y lo incierto se infla de categoría, quizá tendríamos que plantearnos derramar otros pensamientos, otras sensaciones que nos llevasen a sentir que lo que estamos haciendo lo estamos haciendo acorde a lo que procesamos y de lo que nos sentimos tan orgullosos, de ser cofrades.
La cuestión está abierta, no para ser respondida, pero sí para ser reflexionada desde el fondo de nuestra alma y, por consiguiente, ser contestada a través de los hechos del día a día.

martes, 11 de noviembre de 2008

JAQUE MATE AL PERDÓN (PARTE 6)

LA NEGACIÓN DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS (PARTE 3)
...al cabo de unos minutos salió Pepín Pómez y no cogió aparte. Y ahí comenzó el momento más vergonzante y humillante de la tarde uno de los de mi vida cofrade...
El hermano mayor comunicó a David, a través de una clarísima bajada de pantalones, que David debía abandonar el chiringuito ferial. Vamos, era como un Gran Hermano, con la diferencia de que aquí no decidía el público, sino un ser dictatorial e impositivo que, a través de su única voz, impuso su poder por encima de todo y todos los demás. Ni siquiera lo puso en conocimiento de los hermanos miembros de la Junta para decidir en grupo y democráticamente. No. Con un acto caudillista y digno de la más de las famosas repúblicas bananeras, tomó la decisión unipersonal de invitar a David a salir de la caseta.
Yo me estaba muriendo de la vergüenza. No podía creer lo que estaba sucediendo. El mismísimo hermano mayor de mi hermandad estaba rechazando a uno de sus hermanos y, más grave aún, a un amigo mío.
Todo era surrealista. Si hoy por hoy sucediese esto, probablemente no ocurriría esto. Probablemente no. Seguramente no tendría lugar tal barbaridad. En primer lugar, porque las cosas están cambiando, y las cofradías ya no son, o empiezan a no ser, afortunadamente, cortijos privados de nadie. Y en segundo lugar, porque David es quien es, hoy por hoy, y Roberto es alguien que ya ha dejado de ser gracias a sus absolutamente incomprensibles acciones llevadas a cabo en la hermandad no hace mucho tiempo después. Algún día hablaremos del amotinamiento de los enseres de la hermandad en determinado hogar motrileño. Pero ese es otra historia que contaremos más adelante.
Siempre he defendido que el tiempo pone a cada uno en su lugar y, en esta ocasión, David ascendió en su meteórica carrera en el mundo cofrade, y Roberto descendió estrepitósamente hasta el insignificante lugar que se ocupa a la izquierda del cero a la izquierda, gracias a sus continuas meteduras de pata.
Pero aquel día, la justicia, ni la humana ni la divina no fue ni la esperada ni la justa. Aquel día David tuvo que agachar la cabeza y volver por donde había venido. Tuvo que volver a coger su autobús y regresar a su casa.
Pero aquel día también lo recuerdo porque cometí un gran error. Yo me quedé en la caseta. Y sé a ciencia cierta, desde el mismo momento en el que lo estaba haciendo, y rememorándolo a día de hoy, que me equivoqué. Yo tenía que haber acompañado a David, y haber dejado a esa persona de incomprensible actuar y a ese hermano mayor con bajada de pantalones incluída en la caseta de las narices. Primero, por David, mi amigo, y en segundo lugar, porque total, para lo que algunos utilizaban la caseta de feria, sinceramente, tantos palizones de trabajo de tanta gente que daba alma y corazón, no servían realmente para lo que deberían estar destinados.
(Fin)

lunes, 10 de noviembre de 2008

JAQUE MATE AL PERDÓN (PARTE 5)

LA NEGACIÓN DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS (PARTE 2)




Roberto estaba en la cocina pelando tubérculos para hacer las papas a lo pobre...
Entonces entré a saludarle, junto con el resto de personas que se concurrían en la cocina. Me saludó de lo más normal. En ese momento le comenté que se había venido conmigo a echarnos una mano David. Él estaba en la barra, hablando con sus amigos cofrades, puesto que aún no estábamos abiertos, y esta situación daba pie a establecer una tertulia. En el mismo momento que comenté el hecho a Roberto, este saltó aterrorizado de la silla sobre la que estaba posado, y comenzó a ser poseído por una mezcla de ira y pánico.
- ¡Yo me voy! ¡Yo me voy! ¡Si él está aquí, yo me voy!
Nunca le había visto así. Parecía que hubiese nombrado al mismísimo demonio. Con celeridad se fu hacia el que, en aquel entonces, era el Hermano Mayor, el olvidable Pepín Pómez. Comenzó a increparle con toda clase de improperios hacia su persona con el fin de hacer valer su supuesto "poder" en la cofradía para expulsar a aquella persona de la barra.
La escena era dantesca. Por un lado, David, un poco ajeno a todo lo que ocurría dentro, pero un tanto preocupado por el revuelo que se intuía tras las puertas que daban a la cocina. De otro lado, Roberto vociferando y echando culebras por la boca al respecto de que aquella persona estuviese pululando por "su" caseta. Escena dantesca y vergonzosa al mismo tiempo. La hermandad, la misericordia y el perdón eran sustantivos que, a pesar de rezar en la fachada con grandes caracteres, brillaban por su ausencia en el interior.
La histeria de Roberto llegaba hasta tal punto que dijo a su hermano mayor que se cambiaba y se iba. Y así lo hizo. Cogió y, con aires de grandeza y despecho, salió a toda velocidad de la caseta, evidentemente sin decir ni pío.
Por otro lado estaba David, hablando con hermanos y miembros de la Junta que aquel día también iban a colaborar, y contemplando estupefacto la surrealista escena que estaba teniendo lugar en aquel momento.
Y yo, en medio de todo aquello, entre fuera y dentro, sin saber cómo manejar todo aquel desbarajuste. Por un lado estaba Roberto que, a pesar de ser excesivamente intransigente, pues era un miembro de la Junta a la que pertenecía por aquellos tiempos. Por otro, David, mi amigo, ni más ni menos. Y con todo lo que la palabra amistad conlleva.
Yo me quedé con él, con mi amigo, le aparté un poco del grupo de tertulia, y le expliqué que Roberto se había ido de la caseta por su presencia. Evidentemente, a David le daba igual, él estaba en su derecho de estar allí, primero como hermano de la cofradía, segundo por su demostrado amor a la Hermandad, y tercero porque él no había hecho nada malo. Con lo cual, el estaba equivocándose y demostrando los peores contravalores que se pueden ver en un cofrade, era Roberto.
Pues al cabo de unos minutos salió Pepín Pómez y nos cogió aparte. Y ahí comenzó el momento más vergonzoso de la tarde y uno de los más vergonzantes de mi vida cofrade...
(Continuará)

jueves, 6 de noviembre de 2008

LO NORMAL Y LO ANORMAL

¿Qué es lo normal y qué es lo anormal? ¿Qué es lo típico y qué lo atípico? ¿Qué es lo que debiera ser y qué no?
Preguntas y preguntas que se agolpan en mi reflexión al echar un vistazo a los foros.
Uno de ellos, famoso por cierto, encuentro un tema abierto en el cual "parece", y sólo digo "parece" que alguien o alguienes intentan proponer un regreso del vestidor Pedro Bazán a Motril, para reencontrarse con María Santísima de la Misericordia.
Hasta ahí, no habría problema, puesto que Pedro es uno de los grandes en esto de vestir imágenes. No hay duda. Y que sus manos han hecho maravillas en la Santa Madre de Dios de la Iglesia del Carmen, tampoco nadie puede dudarlo.
Pero lo atípico, lo anormal, lo extraño es que he visto que hay un cierto ramalazo intuído de querer quitar de un plumazo a Antonio Hernández. No salgo de mi asombro. No. He leído que Antonio va despotricando de la Misericordia en determinados foros...
Imagino que vosotros, amigos, estáis igual de atónitos que yo. Pues bien, así es. Tal cual lo estoy contando.
Yo soy un defensor a ultranza de lo que, al menos, yo he vivido. De aquello que no vivo, sólo me limito a opinar, pero todo lo que he visto y he sentido sí es algo que pueda contar con total tranquilidad. Y eso es lo que hago con respecto a mi amigo Antonio.
A lo largo de mi extensa vinculación con la Cofradía del Perdón, he tenido la oportunidad de conocer a Antonio desde que era pequeñajo, desde que se acercaba a la Iglesia o a los bajos a echar una mano. Es alguien que, puede tener, como todos, sus defectos y sus virtudes, pero en cuanto a lo que a su madre se refiere, jamás, y repito, jamás he oído de su boca el más mínimo reproche. Todo ha sido pureza y alabanza hacia la Misericordia. Siempre y por siempre. Cuando Pedro Bazán tuvo la dicha de venir a Motril, a vestir a la Reina del Martes Santo, allí estuvo´él siempre, mirando, observando, escudriñando cómo aquel hombre era capaz de construir tantisima belleza con dos simples y humanas manos. Y cuando al fin se atrevió a tocarla él, Ella, en su infinita sabiduría, le esbozó una agradecida sonrisa por resaltar de tan excelsa manera su bello Rostro.
Así que no. Me niego a aceptar que Antonio haya sido capaz en modo alguno de algo así. Igual esto equivocado, igual puede ser. Pero si es así, me gustaria que ese forero o forera diese con pelos y señales aquellos foros o temas en los cuáles está lo que afirma haber visto.
Mientras tanto, me limitaré a opinar que Pedro Bazán es un grandísimo vestidor, pero que Antonio Hernández es el mejor vestidor que tiene Motril hoy en día y sería una pena arrebatarle a su amor más querido, porque sería como arrebatarle la misma vida.
Lo normal sería alabarle y dejarle donde está con todo el gusto del mundo. Lo anormal sería hacer cualquier otra cosa.
(Editorial del programa "A Golpe de Llamador")

miércoles, 5 de noviembre de 2008

JAQUE MATE AL PERDÓN (PARTE 4)

LA NEGACIÓN DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS (PARTE 1)



La historia se nutre de pequeños anecdotarios y sucedidos que, poco a poco, la van enriqueciendo para, los que vengan después, puedan hacer un uso y disfrute de la misma, amén de servir como fuente de información de lo ocurrido.



En el caso que nos ocupa, la historia personal de la Cofradía del Perdón es rica para contar, con tan sólo25 años de vida. Hay extraordinarios momentos, puntos de inflexión, relatos estremecedores y acontecimientos olvidables, a ser posible, cuanto antes mejor, pero no por ello susceptibles de ser rememorados.



En este humilde intento de sacar de nuestra memoria todo aquello que forma parte del recorrido de la vida de algunas personas, que hemos formado parte de este proyecto, en este capítulo refloto aquel tan triste episodio que se dio hace algunos años ya, en una feria, si no recuerdo mal, la primera feria en la que todos pisábamos por primera vez los terrenos del Cortijo del Conde.



Voy a intentar ser conciso, pero sobre todo imparcial, objetivo y cronista de lo sucedido, ni más ni menos. De todos modos, esto es una recreación que puede o no ajustarse a la verdad absoluta y real, puesto que quiero que quede constancia de la historia, pero que nadie se de por aludido con pelos y señales. Vosotros, lectores del blog, sabéis llegar a conclusiones porque conocéis, relacionáis y deducís con gran astucia. Y lo que sí que voy a hacer también es cambiar el nombre al susodicho protagonista de la historia, puesto que no sé cuántos estarían dispuestos, hoy por hoy, aparte de mi amigo David, de ser testigos de la historia que vivieron muchos, pero que rápido olvidan casi todos.


Recuerdo que era sábado. El prime día de feria, cuando la feria se celebraba de sábado a domingo de la semana siguiente. Llevábamos ya en el cuerpo un tremendo palizón, puesto que poner en marcha una caseta de feria requiere bastante trabajo sobre todo, si se hace por gente altruista que no se dedica a estos menesteres.



Aquel año fue el primero en el que la Cofradía del Perdón cogía una caseta de el nuevo recinto ferial, el situado en la carretera de Pueblo Nuevo, en la finca conocida como Cortijo del Conde. Al ser todo aquello mucho más grande que las ubicaciones anteriores, es decir, la Matraquilla y la Alcoholera, pues nuestro local era mucho más grande que los anteriores que habíamos tenido anteriormente. Esto hacía que, lógicamente, necesitásemos o fuese conveniente tener más personal voluntario dispuesto a echar una mano.



Así que el reto era convocar al máximo número de personas posibles para andar un poco más desahogados.



Y así fue. Cada uno tiró de la gente que quería y que podía venir. Yo también intenté arrastrar de gente. Y pude conseguir que me siguiese alguien especial, alguien cuya vinculación a la cofradía es singular y arraigada y enraizada desde la misma época de su fundación, a través de la estrecha relación de su familia con la Hermandad, y el exquisito gusto, interés y conocimiento por la Semana Santa. Quiso aceptar mi invitación con mucho gusto mi amigo y hermano David.



El hecho de, quizá, estar un tanto reticente a colaborar, era su pésima relación con "Roberto" (atención: nombre inventado), fruto de algo ajeno a David, pero que, injustamente repercutía directamente en él. No voy a entrar, por supuesto en los detalles de esa mala relación, pero, como me dijo David un día, no tenía absolutamente nada que ver con él y, sin embargo, era fruto de iras y desprecios por parte de su antagonista.



A sabiendas de este hecho, aposté por invitar a David a colaborar con nosotros, aposté por un respeto entre ambos que, por parte de David, había una predisposición positiva a que así fuese. Aparte de este importante detalle, también consideré que estábamos muchas personas en la Cofradía y que, entre todos, podríamos conseguir desliar el entuerto y hacer hermandad.



Así que así fue. Aquel sábado David se vino conmigo a la feria. Cogimos el autobús y tras unos minutos, plantamos los pies en el umbral de miles de bombillas que actuaban como festivo pórtico del recinto. Y nos dirigimos a la caseta. Atravesamos su puerta y, si no recuerdo mal, nos saludaron José Antonio, Luigi, y Pepín Pómez, el antiguo Hermano Mayor, que saludó efusivamente a David, alegrándose por el hecho de estar allí.



Roberto estaba en la cocina, creo que pelando tubérculos para hacer las papas a lo pobre...



(Continuará)

domingo, 2 de noviembre de 2008

JAQUE MATE AL PERDÓN (PARTE 3)

Desde el momento en que se sucedieron aquellos dos golpes certeros en el corazón de la Hermandad (los fallecimientos de Jordi y Pepe Díaz), comenzaron los cambios. Cambios imperceptibles al comienzo, pero que comenzaron a manifestarse con fuerza en el tiempo. Recuerdo que, por un lado, andaban Pepe Castillo, Juan Luque, Rafa, Luigi, yo mismo... Por otro lado, Manolo Esparrell caminaba casi sólo con otro punto de vista de la cofradía. En una tercera vía, Pepe Gómez, los mellizos y otros afines a la causa que también poseían su personal opinión sobre lo que ellos consideraban que era una cofradía.
Pero ahora quiero hacer un inciso en el relato, de establecer un paréntesis para realizar un especialísimo e importante incapié en uno de los más bellos acontecimientos que sí pudimos vivir algún tiempo atrás todos juntos, y disfrutarlo con máximo gozo. Y este acontecimiento fue la llegada de Ella, de María Santísima de la Misericordia.
Tan grande fue su influencia que, como no podía ser de otra manera hasta modificó el nombre de la Hermandad.
En esta decisión sí estuvimos todos de acuerdo. Fue uno de los grandes e impactantes momentos de nuestras vidas, y de la historia de la Semana Santa motrileña. Ese par de dulcísimos ojos que vinieron a posarse en esta humilde ciudad para deleitarnos con un inconfundible sabor sevillano, como su imaginero, pero con una indudable e indiscutible estilo propio y de exquisita personalidad, que la hacía y que la sigue haciendo completamente distinta a todo lo creado hasta ahora.
Recuerdo que, no hace mucho, quizá coincidiendo con el pregón que tuve el honor de dedicarle a Ella en el pasado febrero, me contaba Manolo Esparrell el cómo, en uno de sus viajes a Sevilla, a través de su hermano Carlos, realizó una visita al humilde taller de Juan González Ventura. Carlos le había hablado de una imagen que allí había visto y que lo tenía prendado. En cuanto Manolo vio la gracia de Dios en aquel rostro, supo de momento que aquella imagen era la escogida para acompañar al Jesús con las manos más estremecedoras, bellas, sutiles, imponentes, humildes y poderosas de toda la creación.
Así que Manolo regresó a Motril para contar la buena nueva. Y la noticia fue bien recibida por todos. Se pensó en la manera de costear el pago de la imagen y... adelante. Poco tiempo después llegó.
En cuanto fue despojada de todos los elementos protectores necesarios, y su rostro vio la luz motrileña, el cielo se abrió, y una bandada de mil querubines inundaron todo el horizonte recitando cánticos de alabanza, y convirtiendo Motril en el lugar más bonito del mundo hacia el cual se podía mirar en ese momento desde cualquier parte del planeta.
Creo que este fue el último gran e importante momento en el cual estuvimos todos, y todos los disfrutamos.
(Continuará)