Sobre la brisa calmada,
sobre el cielo estrellado,
colmado de luceros hermosos,
que coronan la noche.
Cuanto cuesta olvidarte,
aunque el tiempo se haga dueño,
de las noches y las tardes,
y deslice un tupido velo.
Cuánto cuesta olvidarte,
cuantas noches pensando,
en sueños que hubieran sido,
y que volaron por siempre.
Cuánto cuesta olvidarte,
desde el sur al norte,
desde los puntos cardinales,
de mi corazón anhelante,
del fruto de una añoranza,
que en idioma extranjero,
y alma manchega,
conquistó mi corazón...
(Recuerdos de ayer)
(6 de agosto de 2009)
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