miércoles, 7 de julio de 2010

EL RELATO DE LA TARDE


Caen las 20.25 de la tarde. El calor aprieta con justicia, sofocando los cuerpos tirados en cualquier sitio donde sople una brisa, o hacia donde el ventilador despida su corriente benefactora y  gratificante, o regando cada centímetro cuadrado de la habitación con una ráfaga de aire acondicionado que se convierte en el amigo fiel de las tardes de verano. 

Caen las 20.26 de la tarde. El alquitrán del asfalto se transforma en sartén que emana una potente erupción de vaporoso infierno convertido en insufrible bofetón de inaguantables consecuencias. El grifo del lavabo se abre para dejar caer el chorro de agua fresca y cristalina. Y la cabeza debajo de él, premiando al cabello de un momento de limitada felicidad y alivio.

Caen las 20.27 de la tarde. La puerta de la nevera se abre para acceder a una lata de algo fresco, da igual, uno de cola, una cervecita con limón, la del ciempiés, por ejemplo, o una bebida isotónica. El click de la lengüeta metálica nos anuncia un momento de saciedad y rehidratación, para aliviar las inclemencias del clima.

Caen las 20.28 de la tarde, me asomo a la ventana, los coches copan lado y lado de la calle. No hay gente paseando. Hasta donde me alcanza la vista, no reconozco ni chiquillos jugueteando con el balón, como siempre, ni bicicletas recorriendo la urbanización de un extremo a otro, ni parejas caminando para realizar un poco de ejercicio físico, no demasiado que "lorenzo" aprieta de lo lindo.

Caen las 20.29 de la tarde. Me asomo al portal, el golpe de brusco cambio de temperatura es importante. Me encuentro sólo en la acera. Miro a un lado. Miro a otro. Nada. Parece que acabo de trasladarme a un perdido pueblo abandonado en el que nada ni nadie se mueve. Me siento dueño de la tierra, del cielo, único, desconcertado, sin saber si me encuentro donde tengo que estar, o es que algo ha ocurrido y me he transfigurado en otro lugar. Esa es mi impresión, pero se que no es así.

Caen las 20.30 de la tarde del 7 de julio de 2010. COMIENZA EL PARTIDO.

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