lunes, 7 de febrero de 2011

MICRORRELATO 15

Tras unos días de reflexión decidió dar un paso importante. Su relación de pareja no era la ideal. Tenía la sensación de que no era lo que realmente quería, pero se había acomodado hasta tal punto que comenzó a entrar tiempo atrás en un rol de una leve sumisión consistente en hablar, bailarle el agua, informarle sistemáticamente de lo sucedido día a día y satisfacer sus necesidades fisiológicas de deseo carnal.

Al vivir retirados por cuestiones laborales y encontrarse sólo los fines de semana (y no todos), la frialdad que habitaba en su corazón se hacía cada vez más gélida. Pero todos los días había llamada telefónica casi siempre a la misma hora, todos los días tenía que dar habida cuenta de todo lo que hacía y deshacía, y todos los días le mandaba un sms para desearle buenos días. Pero en el interior, en su fondo más profundo no había una necesidad basada en el amor para hacer rutinariamente cada una de las acciones que llevaba a cabo. 

Lo que antes se convirtió en una situación forzada, en la que se sintió incómodo, angustiado, con ganas de romper con todo, ahora es una pieza más de su vida. En una confesión a alguien llegó a decir que quizá no era la pareja con la que siempre había soñado, pero que pensaba que conociendo nuevas personas, la situación actual nunca podría ir a mejor. Pero no era feliz, aunque si se resignó en una postura que pudiésemos calificar como la pieza de puzzle que intenta colarse en el hueco inapropiado, pero que forzándola un poco, acaba entrando.

Aquel día pensó en todo aquello, para asumir las circunstancias. Aquel día reflexionó justo antes de pronunciar el "sí quiero".

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