domingo, 18 de noviembre de 2007

SOLO VEMOS LO QUE QUEREMOS VER

Durante el puente de Todos los Santos tuve la oportunidad de poder visitar la tierra que me vio nacer, Motril. Han sido unos días muy satisfactorios, puesto que me ha dado la oportunidad de estar con mi familia, mis amigos y saborear ese sabor que el mar de azúcar da a esta simpar ciudad.

Entre otros, he podido saludar a mi gran amigo José Santiago, con el cuál me encontré en Onda Cero, en el programa "A golpe de llamador", rememorando viejos tiempos. Al mismo tiempo, pude reencontrarme también con Fermín Anguita, con quien departí sobre diversos temas. Fue un agradabilísimo rato de conversación y risas entre amigos bien avenidos. Quise también quedar con mi buen amigo David Rodríguez, pero al final no pudo ser, puesto que tuve que llevar mi vehículo al taller para una cosita y, por ello, no pude ir a Granada. Te pido disculpas, amigo David, desde este artículo, y te emplazo para fechas navideñas en las que quedemos de todas todas.

Por otro lado, me llamó Manuel Jiménez Esparrell, actual Hermano Mayor de "Perdón y Misericordia", otra de las personas a las que aprecio especialmente. En el entorno de un sabroso café, me comunicó una noticia que me hizo temblar de emoción. Me comentó que había sido escogido para hacer la exaltación a María Santísima de la Misericordia en la Cuaresma que viene. Es algo que me produce una profunda emoción y que ya, desde hace unos días estoy inmerso en su realización. Gracias, Manolo y, claro, a todas aquellas personas que han tenido que ver en esta elección (Mari, ay ay, Mari, que grande eres).

Disfruté de unos días especiales en mi tierra.

Pues bien, recuerdo que era Sábado cuando, con unos amigos, andaba de compras por el centro comercial de Motril, cuando nos decidimos entrar a Casa Vallejo a refrescar un poco el gaznate y disfrutar de una de las cervezas más frías que se sirven en nuestra ciudad. Pues bien, me disponía a hacer mi entrada en el local cuando, oh sorpresa, vislumbro en la barra del mismo, apoyado y tomando una tapa a toda prisa a mi, antaño, Hermano Mayor en la Cofradía del Perdón y, hoy por hoy... no sé qué en la Adoración Nocturna.

Pues allí estaba. Era evidentísimo que al entrar me iba a ver, y que yo también le vislumbraría. Nuestros caminos, de modo inevitable se entrelazaban en el interior del bar. Yo no sabía que iba a ocurrir. Si me remonto a la última ocasión en que le vi, fue en el Mercadona, en compañia de mi madre, a la cual acompañaba y ayudaba a hacer la compra. Esa vez me saludó efusivamente y con gran alboroto y jolgorio. Está claro que no entendía por qué lo hacía, pero, al estar mi madre delante, y por tal de no darle un sofocón diciéndole el por qué tenía que venir a saludarme después de todo el mal que me había hecho en la cofradía, pues decidía seguirle la corriente de un modo políticamente correcto. Pero es claro y evidente que yo no debo nada a ese hombre, ni él me debe a mi nada (no hablo de lo que pueda deber a otros, hablo de lo que me debe a mi). Retomo la historia...

Cuando me disponía a entrar, noto con gran certeza y sin demasiado sorpresa cómo el se ha dado cuenta de mi presencia. Me ha visto, a lo cual, acto seguido, gira la cabeza y mira para otro lado. Acababa de hacer lo que debería haber hecho siempre que me hubiese visto después de todo lo que ocurrio en la Junta de Gobierno en aquella época en la que me trataron tan impunemente.

En cierto modo me alegré de que ocurriese. No me siento cómodo saludando a esa persona. No voy a contar todo lo que se de Él, que es mucho, y con pruebas testimoniales y físicas de algunas de las "cosas" que ha hecho esta persona, pero si es cierto que no me apetece que su vida y la mía vuelvan a cruzarse. Creo que Jesús le habría perdonado, es cierto. En mi caso también está perdonado, pero yo voy más allá, está perdonado, pero también está olvidado.

Cierto es que la anécdota duró unos segundos, pero suficientes para dar pie a esta reflexión. Y ahí os la dejo para que la concluyáis a vosotros...

Lo único que dejó como colofón es que errores cometemos todos, y todos los días. Cuando nos equivocamos, primero pedimos perdón si a alguien hemos ofendido y, en segundo lugar, rectificamos o intentamos rectificar. Si somos hermanos, todos deberíamos perdonar. Pero claro, lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestras faltas y, en algunos casos, no son capaces de reconocer lo malo que han hecho, y lo único que hacen es fantasmear, echar cortinas de humo, darse golpes de pecho y girar la cabeza hacia otro lado...

5 comentarios:

Fermín Anguita Fortes dijo...

Te he dedicado un artículo en mi blog. ¡A tus salud!.

Un fuerte abrazo

FERMIN

Anónimo dijo...

Pues mi más sincera enhorabuena por esa exaltación a la Virgen de la Misericordia.

Sin Marcar dijo...

"Las relaciones son oportunidades para descubrir cómo somos,como en un espejo; uno se sienta ante el espejo y se mira a sí mismo,usted es el que mira y el que es mirado, usted es el que mira y el reflejo es ambos.

Las relaciones son como los espejos donde se refleja su estado mental, donde usted se refleja tal como es.

En estas relaciones descubrimos lo que somos..."

Cuando una persona hace un daño a otra, en el fondo se esta haciendo daño a si misma, por eso en ese caso (que nos ha ocurrido a todos alguna vez)pueden ser dos las razones que empujan a esa persona a "no mirar": puede que sea consciente del daño que hizo en su momento y ahora al mirar renace en él un sentimiento de verguenza... o puede que solo sea un prepotente e hipócrita más.

(felicidades por la exaltación; transmites tu ilusión)

Gerardo Martín dijo...

Y tú pa que te paras a mirar a nadie pudiendo mirar los jamones colgaos!
No sé si darte la enhorabuena por la exaltación, porque más que una designación, es de justicia.
Tienes muchas historias, ratos y sobre todo sentimientos para mostrarnos, y Ella sabe de esto y de la dulzura con que vas a llegar a tratarla.
Ánimo, que allí estaremos!

Gerardo Martín dijo...

eeeeeeeee Jesússsss!
Que yo me apunto a la copa con Fermín en el vodoo chill.