viernes, 17 de octubre de 2008

RECUERDOS 5. EL LOBO DEVORA NIÑOS

Este año se han cumplido diez años de la emisión del programa de Semana Santa en Onda Cero Motril. Con este motivo, quiero seguir dedicando algunas reflexiones a este respecto y, de la misma manera, recordar grandes momentos vividos en este espacio de radio que tanto y tanto ha dado a nuestra Semana Grande.



Y en esta ocasión, me voy a parar en una muy famosa emisión que tuvo lugar hace unos años y en la cual, tuvo lugar el primer motín público de costaleros que recuerdo en nuestra historia cofrade reciente.



Corría el año 2003, si no me falla la memoria, año en el que estábamos José y yo llevando el programa a dos manos. En tiempo de Semana Santa, suelo hacerme con el mando del programa por el hecho de poder estar en Motril y, porque José también me lo agradece, para poder respirar un poquito. Eran tiempos gloriosos... Teníamos mucho tiempo en la radio y, practicamente, casi toda la programación local era ocupada por especiales que hacíamos en función del día santo que fuese y de los acontecimientos que tuviesen lugar en esos momentos.



Pues recuerdo que aquel día era Sábado de Gloria. Estábamos a punto de cerrar la Semana de Pasión de aquel año y, por aquellos entonces realizábamos el programa de una a dos de la tarde.



Recuerdo que estaba en casa, preparando un poco el contenido del mismo, que iba a versar sobre el transcurso de las estaciones de penitencia y actos varios de todos los días que nos habían precedido, a modo de resumen, cuando me llama José a toda prisa comentándome que tenemos una bomba para el programa de ese día. Me comenta que los costaleros del Dulce Nombre no quieren sacar el paso el Domingo de Resurrección. Ya de por sí, esa informacíón es un auténtico bombazo informativo que, evidentemente no podíamos dejar pasar. Las razones eran evidentes, al menos lo eran para nosotros, que conocíamos un poco el cómo se movía el percal cofrade en esa Hermandad...



Así que ni cortos ni perezosos, nos plantamos sobre las 12 y media de aquel día en Onda Cero, y allí que nos está esperando un nutrido grupo de costaleros ilustres y veteranos de la cuadrilla del Dulce Nombre, empecinados en no sacar el paso al día siguiente.



La situación era, sinceramente muy peliaguda. Ellos consideraba que el único modo de poder ser oídos y de expresar su gran malestar y sus inquietudes era a través de un medio de comunicación. Y, al mismo tiempo, consideraron que ese medio no podía ser otro que aquel que había atendido siempre sus peticiones y que siempre se había hecho eco de sus opiniones.



Así que la cuestión no era otra que la que allí se estaa dando. Ellos, los costaleros del Dulce Nombre venían hirviendo y nosotros, como estábamos en plena Semana Grande, no creíamos demasiado oportuno crear un estado de malestar y de agresividad con las cofradías en la calle.



Pero era EVIDENTE que algo había que hacer. Los chavales que en aquel momento se habían personado en la emisora eran jóvenes cofrades que, con el tiempo, han llegado a demostrar su devoción y su ilusión por la magia de la Semana Santa, así como ocupar importantes puestos en Juntas de Gobierno.



Razón no les faltaba en sus reivindicaciones. Todas iban encaminadas en un mismo sentido, y es ese despotismo dictatorial que de SIEMPRE se ha respirado en la Hermandad del Dulce Nombre, todo causado por esa persona que se ha encargado de tintar con negro azabache todos y cada uno de los caminos que ha recorrido cofrademente hablando, así como ha conseguido tiznar a cada una de las personas a las que ha tocado o con las que se ha relacionado en el mundo cofrade.Es aquel que denomino "El Innombrable", puesto que pienso que, cuanto menos publicitado se sienta, mejor para todos. De todos modos, todos aquellos que estáis leyendo este artículo y que conocéis la historia de esta hermandad, sabéis a quién me refiero. Siempre está ahí, o bien de cabeza visible, o bien de titiritero de otros que no tienen más remedio que abdicar porque no les queda otra. Y sé de lo que hablo, porque a mí y a otros que conozco y que he vivido, también lo hemos experimentado. Es aquella persona que, sinceramente, podría dedicarse a otros quehaceres y abandonar nuestra Semana Santa, lo cual agradeceríamos eternamente y le agradeceríamos infinitamente.



Pues bien, aquel día venían aquellos amigos encendidos, puesto que en el día anterior, concretamente el Viernes Santo, jornada especialmente cristiana y de recogimiento y reflexión, este individuo tuvo un ataque de "dictatorius sublimus" y quiso imponer su manera de hacer las cosas a una gente que tenía todo perfectamente preparado y milimétricamente estudiado. Es la eterna manía de no querer que otros hagan aquello que saben hacer y para los que les han nombrado.



El ser humano vive en sociedad, y nuestra vida transcurre en un entramado en el cual cada uno tiene una responsabilidad y un quehacer diario. Cada uno tiene un cometido, y cada cual lo realiza. No es necesario en absoluto hacer lo que otros en los que has confiado tienen que llevar a cabo, ni aún siendo niños o jóvenes. Y esto último lo verifico por mi experiencia personal. Es cierto que los adultos pueden estar para supervisar aquello que hacen otros menos inexpertos, pero en ningún caso utilizar a estas personas como esclavos a nuestro servicio para hacer y deshacer a nuestro antojo. No es ese el cometido del desarrollo del ser humano a lo largo de su vida. Es totalmente lo contrario. Es dejar hacer para adquirir autosuficiencia propia. Es conseguir que adquieran independencia para poder valerse por sí mismo y, así, hacer personas con futuro y que, al mismo tiempo, puedan sostener nuestro futuro. Esclavizar es desandar el camino y no asegurarnos el día de mañana.



Pues aquel sábado de hace ya unos cuantos años, fuimos capaces de campear el temporal con el argumento de que hiciesen lo que pudieran para que el Niño saliese a la calle, puesto que Él no tenía culpa de nada. Pero sí les dejamos expresarse todo cuanto quisieron, y dijeron verdades como puños, y pusieron los puntos sobre las íes. Pero a pesar de eso, salieron, y lo hicieron bien, muy bien, como ellos saben hacerlo.



Tras aquella salida ya todo fue distinto. No eran tantos los que se acercaron al paso del Dulce Nombre, y los que lo hacían, lo hacían con cierto recelo y/o temor a ser reprendidos en un momento cualquiera sin saber por qué.



Hoy en día, escuchamos cada vez menos al innombrable, podría estar oculto tras algún sirviente que le baila el agua. Pero esto no significa que el día de mañana vuelva a levantar las orejas y, cuando nos queramos dar cuenta, tengamos las fauces del lobo mordisqueando de nuevo nuestra Semana Santa.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ese no es otra persona, (lo digo para los que anden un tanto despistaillos) que D.Jose Luis Bosch Posadas.

Carlos Jiménez Cabrera

José Santiago dijo...

Hay que ver, que recuerdos me traes...
Bueno fue una pasada lo que paso pero el imnobrable nombrado por Carlos jugaba a su antojo con sentimientos de niños, creo que eso ya lo dice todo. Un abrazo y chuiquillo ya era hora, de ponerte a escribir, que pareces un docente con tanta vacaciones, jjjajajaja.

Unknown dijo...

Que si jugaba.... no veas las que a veces nos hacia pasar, la de irritaciones y malos ratos.

Carlos Jiménez Cabrera