jueves, 13 de noviembre de 2008

FOROS Y FOREROS

En estos días, he paseado por los foros cofrades, sobre todo por alguno que hay en Motril, y que es mayoritariamente visitado por internautas de toda índole. Y me he encontrado un artículo en el que pone en entredicho la cristiandad de estos foros como pilar básico en la escala de valores cofrades. Y este comentario, me ha dado que pensar. El mundo cofrade se nutre de gente que, de un modo u otro, siente algo especial por una imagen, representación del Hijo de Dios en la tierra, o de su Madre. Y a través de este motor, de esta motivación, se ponen a trabajar en pos de algo que, visto desde los mismos estatutos que rigen cada una de las Hermandades y Cofradías, es simple y llanamente el culto a Dios y la caridad cristiana por encima de todo lo demás.
Pero deberíamos pararnos a pensar si, realmente, estos dos principios básicos del buen cofrade están presentes de forma cotinua y activa en cada uno de nosotros. ¿Cumplimos siempre con estos dogmas y los llevamos a la práctica siempre? O, por el contrario, cada día que pasa crecen más y más lo que se denominan cofrades de cuaresma, de traje y báculo, de cargos y de importancia.
Sé que, de puertas afuera, todos váis a contestar lo mismo. En la medida de lo posible, siempre lo llevamos a cabo y son motores de nuestra vida. Pero, mirando al fondo de nuestro corazón, ¿estamos haciendo todo que está a nuestro alcance o, por el contrario, nos limitamos a mantener nuestra imagen siempre limpia e inmaculada, cuidándonos que cierto trasfondo de nuestra personalidad no traspase las barreras de nuestro ser?
En los foros, en las tertulias de bares y tabernas, en los corrillos improvisados por la calle, donde los rumores van de boca en boca, donde lo supuesto se convierte en noticia, y lo incierto se infla de categoría, quizá tendríamos que plantearnos derramar otros pensamientos, otras sensaciones que nos llevasen a sentir que lo que estamos haciendo lo estamos haciendo acorde a lo que procesamos y de lo que nos sentimos tan orgullosos, de ser cofrades.
La cuestión está abierta, no para ser respondida, pero sí para ser reflexionada desde el fondo de nuestra alma y, por consiguiente, ser contestada a través de los hechos del día a día.

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