lunes, 29 de marzo de 2010

LUNES SANTO





En el Monte de los Olivos hay un hombre solo. Se dispone a orar, pidiendo a su Padre fuerzas para afrontar la muerte. Mientras tanto, sus amigos duermen bajo un olivar. Se encuentra desamparado y desesperado, pero con la confianza de que su Padre no le olvidará. Estamos a pocas horas de enfrentarse a la verdad absoluta de su destino, un final cruel, pero con la resurrección a la vuelta de la esquina.

En la mitología religiosa, existen dos grandes pilares en las que se basa nuestra fe. Por un lado creemos en la resurrección entendida como vida eterna posterior a la muerte natural y física, y por otro lado, en el diálogo con el Dios de cada cual a través de la oración.

El Lunes Santo en Motril nos da la oportunidad de encontrarnos con Jesús Orante, dispuesto a transmitirnos el mensaje de confianza y esperanza que nos ofrece la posibilidad de hablar con nuestro creador, para transmitir nuestras inquietudes y elevar nuestras demandas.

La hermandad del Huerto pondrá su cortejo procesional a las 8 de la tarde, para compartir con todos los motrileños su buen hacer, sus ganas de manifestar su fe de un modo único en todo el año, bajo el capillo, pero dando la cara en una época de visible crisis de fe, que se está viendo sensiblemente reflejada en el mundo cofrade.

Dos cuadrillas de costaleros entrenados en la fe portarán a sus titulares con devoción y entrega, para demostrar, una vez más, cómo la Semana Santa es uno de los baluartes más importantes para que la juventud se acerque a la religión. Es increíble ver como gente muy joven se calza las zapatillas y se entregan durante unas horas para regalar a su imagen venerada un pedazo de su tiempo y de su esfuerzo.

Aprovechemos la oración que nos ofrece Jesús esta noche para rezar por este mundo que, parece que se va a venir abajo de un momento a otro. Oremos porque la época de bonanza aparezca pronto en nuestras vidas, y que todo vuelva a ser un mundo en el que vivir una vida que se nos ha regalado, y vivirla con entrega, humildad y humanidad.

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