
Me lleva hoy a dejar otro artículo en este blog la noticia que he escuchado hace poco en la televisión, y que me ha dejado algo perplejo. Me refiero al extraño caso de un atropello doble a cargo de un vehículo ocurrido en la A-92, en Sevilla. Si entramos en las entrañas de la noticia, podemos comprobar que hay peculiaridades absolutamente increíbles y surrealistas.
Las dos víctimas son dos conductores que estaban peleándose en mitad de la autovía a causa de un golpe ocasionado entre ellos. Parece ser que al recibir uno de ellos el impacto por parte del otro, el primero se bajó del vehículo para enzarzarse en una absurda pelea con el conductor del segundo vehículo.
Si analizamos la situación, parece sacada de cualquier página de los tebéos de Mortadelo y Filemón, o de Pepe Gotera y Otilio. Pero, ¿en que cabeza cabe bajarse del coche para pelearte con alguien en plena carretera por la cual hay un tremendo tráfico constante? Y por otro lado, en que cabeza cabe responder a esa provocación y salir del vehículo para aceptar esa riña y revolcarse a puñetazos por el asfalto? Supongo que el pobre homicida involuntario quedaría en estado de shock tras sufrir ese duro golpe. Parece ser que, al ser de noche y al estar lloviendo, la visibilidad era bastante reducida. Imaginemos que ese pobre conductor es cualquiera de nosotros, volviendo de una jornada de trabajo, y encaminándonos a casa, para darnos una ducha, cenar con la familia, y descansar plácidamente hasta el día siguiente. Pues resulta que por culpa de dos descerebrados que lo único que saben apreciar de la vida es contar al final del día a cuántas personas van a insultar, machacar, vilipendiar y humillar, por culpa de estos dos infantiloides aprendices de analfabetos, esta persona o, como decía anteriormente, cualquiera de nosotros, estamos bien jodidos. Ya no es por lo que nos pueda pasar, que probablemente sea nada, sino por el golpetazo psicológico que va a permanecer eternamente en la memoria, y que va a repetirse periódicamente, noche a noche y viaje tras viaje.
Estamos en un país en el que algunos de sus inquilinos deberían estar exiliados al País de Nunca Jamás, el cuál, nadie sabe donde está, con lo cual no podrían regresar, y en segundo lugar, para ver si tenían cojones de pelearse con el cocodrilo que atacó al capitán Garfio, a ver si eran capaces de plantarle cara entre dentellada y dentellada...
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