
Saludos a todos. Este es un espacio absolutamente libre para opinar, pensar, reflexionar y esparcirse por el universo cibernético a través de un pequeño hueco en la red de redes. Bienvenidos.
martes, 24 de noviembre de 2009
SOLEDAD NECESARIA, INCOMPRENDIDA, NO DESEADA...

EL RESURGIR
viernes, 7 de agosto de 2009
BAILE DE VOCABLOS
temblor derramado en la estancia,
susurros de gritos ahogados,
en los vanos tiempos olvidados.
Espacio concedido por la vida,
meditación desparramada,
una brisa suave que me cuida,
y una calidez brota ilusionada.
Todos las palabras han volado,
se las llevó todas el viento,
palabras certeras,sones olvidados,
ya huyó de mi lo que siento.
Nueva etapa amanecida,
nuevo sol que nos atrapa,
cuando la luna muere vencida,
y la mañana se nos destapa.
La piedra ondea en los cielos,
el verbo se desnuda con vergüenza,
y la estrella luce con recelo,
allí donde la mar se afianza.
Palabras sin sentido que se casan,
para hacer poesía con el alma,
sentido trascendido de confianza,
hacia aquellos que la leen con calma.
jueves, 6 de agosto de 2009
TIEMPO PASAJERO, TIEMPO DESPRENDIDO
imperceptiblemente para la vida,
transcurren sigilosos,
acumulando horas vividas.
Minutos rebosantes de experiencias,
experiencias rebosantes de vida,
vida rebosante de vida,
vida caminante embravecida.
Tiempo que no da ni un respiro,
y que se pierde en el camino,
tiempo que no sabe de esperas,
tiempo que se escapa de las manos.
Aprovecha, amigo mio,
esta dimensión incontrolable,
que los días sean días,
y a noches agradables.
No te arrepientas de no hacer,
y disfruta del intento,
que la vida es un minuto,
que se pierde en un instante.
(Los misterios del tiempo como dimensión.)
(9 de agosto de 2009)
EL PESO DE LA ENSOÑACIÓN
sobre el cielo estrellado,
colmado de luceros hermosos,
que coronan la noche.
Cuanto cuesta olvidarte,
aunque el tiempo se haga dueño,
de las noches y las tardes,
y deslice un tupido velo.
Cuánto cuesta olvidarte,
cuantas noches pensando,
en sueños que hubieran sido,
y que volaron por siempre.
Cuánto cuesta olvidarte,
desde el sur al norte,
desde los puntos cardinales,
de mi corazón anhelante,
del fruto de una añoranza,
que en idioma extranjero,
y alma manchega,
conquistó mi corazón...
(Recuerdos de ayer)
(6 de agosto de 2009)
jueves, 4 de junio de 2009
LA FEDERACIÓN DE PLANETAS INFORMA

miércoles, 20 de mayo de 2009
TÚ
la vida perdida
tras el espejo de cristal.
Tú,
los deseos esposados
a un corazón despojado.
Tú,
manos perdidas,
en la piel anhelada.
Tú,
ojos que hablan
el lenguaje del silencio.
Tú, siempre tú,
cuando el mundo se equivoca,
se desgrana la ilusión.
Tú, ¿por qué tú?,
si el mundo está lleno
de otros tus sin conocer.
Tú, eres tú,
la vida eres tú,
el mundo eres tú,
el canto eres tú,
del ruiseñor siempre tú,
los sones de misterio,
enjendrados en el fondo,
del océano de la vida,
que desahoga en el camino,
de la incertidumbre inanimada.
Tú...
Sólo tú.
Al fin tú.
martes, 19 de mayo de 2009
SÉVER LED ALLITROT AL
jueves, 7 de mayo de 2009
...Y LLEGÓ LA CALÓ

jueves, 30 de abril de 2009
H1N1

viernes, 17 de abril de 2009
OTRA MÁS
miércoles, 15 de abril de 2009
MIÉRCOLES SANTO EN MOTRIL
miércoles, 8 de abril de 2009
PREVIO MIÉRCOLES SANTO
Desde el templo de la Victoria y la Casa Hermandad de la Calle de las Monjas se adivinan los nervios a flor de piel. Un momento importante en las hermandades es su estación de penitencia, en la cual recorren las calles regalando al público la gracia de sus imágenes, y dando culto público a Jesús y a María. Los retoques de última hora sumen a sus hermanos en una especie de ilusión por compartir con sus iguales la admiración por sus titulares, pero al mismo tiempo en incertidumbre, repasando que todo esté preparado para la hora de la salida.
El Santísimo Cristo de la Salud es el gran movilizador de gentes, el hombre que tiene los pies gastados dulcemente por los besos y cariños de sus fieles. Es el Hijo humilde, callado, refugiado en su capilla y que, sin embargo, es capaz de hacernos girar nuestra vista hacia Él, de querer tocar sus pies para llenarnos de su gracia, de elevar nuestra mirada hacia su santo Rostro, buscando el gesto de cariño y serenidad que transmiten sus ojos.
Su Madre nos regala el Mayor de los Consuelos. Nos invita desinteresadamente a orar con Ella por su Hijo muerto. Eso lo saben bien una cuadrilla de almas que viven horas intensas portando su santa imagen, llorando porque lo sienten, lo viven y lo demuestran, regalándonos todo su amor en forma de acto de respeto infinito hacia su titular.
En la calle de las Monjas, Jesús del Gran Poder es mimado, y querido, y sentido por sus hermanos. Miles de ojos contemplan su bellísima estampa que nos transmite la fuerza del ser humano en momentos de duras adversidades. Y su Madre pide nuestra compañía, porque el grandísimo dolor que carga es demasiado pesado, y necesita que le aliviemos con nuestra compañía y nuestra oración acompasada al son de su mirada triste y sincera, llena de gracia bendita hacia su Hijo.
Una cuadrilla que se deshace por ellos, que la llevan en sus corazones durante todo el año. Que le dedican su vida cada Miércoles Santo a las 12 de la noche, que despiertan a todo Motril con su arte nacido de la semilla de la devoción y de la responsabilidad de hacer las cosas con la maestría que sólo Jesús del Gran Poder les puede transmitir. Es la cuadrilla de los llantos, de la carne de gallina, de la familiaridad con todos los que no estamos dentro, porque ellos quieren compartir su esfuerzo con nosotros, ellos hacen hermandad desde el paso hacia afuera, con rostros fundidos en la admiración y en el respeto porque saben perfectamente lo que llevan arriba.
Es Miércoles Santo en Motril, por fin, es Miércoles Santo en Motril. Que vuelen las horas hasta la noche para poder sentir, gracias a Dios, un año más, el Miércoles Santo en Motril.
MARTES SANTO EN MOTRIL
Jesús del Perdón y su Madre Misericordia volvieron a acercarse a todos nosotros una vez más, para darnos su bendición y regalarnos su presencia. La noche se hizo cerrada para intentar ocultar el rostro de dolor de su amado Hijo, pero fue imposible. El dulce sufrir de un ser que conoce su final no puede ocultarse bajo ningún manto de tiniebla, no se puede enmascarar de ningún modo bajo ningún artificio humano. Jesús del Perdón nos demuestra, una vez más, el inmenso poder de una faz dolorida pero calmada, recreada por el maestro Sánchez Mesa para acompañarnos cada Martes Santo y darnos una nueva lección de humildad transmitida hasta lo más interno de nuestro corazón.
Su Madre le acompañaba en silencio, interiorizando algo que se escapa de su entendimiento humano. El Padre no puede salvarlo, de hecho, es necesario que muera para que la salvación se transfigure en todos nosotros. La dulzura del Martes Santo se torna canto de esperanza para todos nosotros, en oración sentida que intenta escapar de su preciosa boca para mostrarnos que la belleza interior supera con creces el exorno exterior, que el verdadero aprendizaje que nos llevamos en el alma es el rezo de la Madre pidiendo por su Hijo, y sacando fuerzas de donde no las hay para hallar el refugio necesario que le haga comprender de algún modo la necesariedad de todo lo que está sucediendo.
Volvió a rozarse la magia a través del canto celestial de las Reverendas Madres Nazarenas, que nos regalaron el momento más especial de la noche, y uno de los más impresionantes de nuestra Semana Mayor. Sus agudas voces convierten en preciosa melodía el canto de los ángeles que reconfortan al Hijo y a la Madre en su incontenible sufrir. El silencio se apodera de la calle de las Monjas para regalar toda la atención a un hilo armonioso de rezos salidos de un ventanuco enrejado y dirigido hacia los titulares que se acercaron anoche a Motril.
Anoche nuestro Motril volvió a radiar sentimiento cofrade en forma de ríos nacidos de las pupilas de todos aquellos que viven y sienten nuestra Semana Santa, que reflexionan y piensan sobre el gran misterio que conmemoramos cada año de nuestras vidas.
martes, 7 de abril de 2009
PREVIO MARTES SANTO EN MOTRIL
En la Iglesia de la Encarnación todo está listo. Ella, desprendiendo belleza por cada uno de los recovecos del centro, Él, impresionantemente majestuoso en su paso, acogiendo a sus hijos que se acercan con devoción. Todos los hermanos están nerviosos porque se acerca la hora de abrir el impresionante portón de la Iglesia para dar paso al misterio más sobrecogedor del Martes Santo, ver a Jesús del Perdón y a María Santísima de la Misericordia, una vez más, reinando en nuestras calles y plazas.
Todo está preparado, todo está dispuesto… Nos preparamos para sentir otro día extraordinario en la Semana Santa de Motril.
LUNES SANTO EN MOTRIL
Trabajadera y costal portando a su titular con decisión y amor, llevando en volandas al Hijo y a la Madre con absoluta devoción desmedida, fruto del sentir de un costalero que entiende y sabe qué es lo que está ocurriendo en esos momentos. Un imponente paso de misterio que se comía las calles con maestría y poderío, un Palio elegante y lleno de vida que dibujaba arte por cada uno de los rincones de nuestra ciudad.
Un recorrido soberbio, buscando callejas y rincones, el sabor antiguo de un Motril que destilaba el aroma de otros años, de otras épocas.
Acompañamientos musicales de primer orden que regalaban la calidez y la cercanía a los pasos, para rendir un armónico homenaje a las imágenes que brillaban como el sol en la noche cerrada.
Si algún pero hay que apuntar, fue la triste agonía de una banda de música que parece sentenciada ya, y que mostraba dolor y su pena ante sus congéneres, en una suerte de manifestación a destiempo de una muerte anunciada.
Magia en Motril porque es Lunes Santo. Ribetes celestiales coronados con el trabajo bien hecho de una hermandad grande que nos deleitó, una vez más, con su buen hacer y su compromiso adquirido con nuestra Semana Santa. Imágenes portadas con sabiduría y cariño, con tesón y entrega para regalarnos la noche de oración profunda, de recogimiento y, como Jesús Orante, de mirar al cielo esperando el aliento del Padre que nos ayude a seguir adelante en este mundo de intransigencias e hipocresías.
Una año más, la tiniebla se rompió para darnos la belleza de Jesús Orante y María Santísima de la Victoria. Felicidades.
PREVIO LUNES SANTO EN MOTRIL
En la Casa de Hermandad ya están dando los últimos retoques previos. Él ya está sobre el imponente paso de Misterio que le servirá de vehículo para derramar su bendición por Motril. La flor ya está colocada en su lugar, las imágenes sujetas con firmeza y el paño está roído después de frotar con delicadeza los componentes plateados del paso para que brillen como el mismo sol. Sus hermanos se sienten nerviosos, inquietos, pero al mismo tiempo reposados y tranquilos. La hora se acerca, pero ya está todo preparado. Lo importante ya está hecho. La unión se hace hermandad para dejar todo atado y bien atado. Esperan el momento en que el portón de la Casa de Hermandad se abra, un Lunes Santo más, y la cruz de guía abra el cortejo y de paso a la magia de un día inolvidable en los corazones motrileños que se arremolinarán, una vez más, en la emblemática Calle de las Cañas, para ofrecernos su estación de penitencia basada principalmente en el instrumento de comunicación con el Padre que nos enseñó su hijo. La oración profunda y sincera dirigida con amor, cariño y respeto, llave del cielo y refugio de nuestros desconsuelos.
Y allí se encuentra Ella, la Reina del Lunes Santo encumbrada en su palio como la Madre de todos nosotros, como la más dulce representación de la amadísima presencia de la ternura y pasión por un Hijo que sufre y que carga la Cruz de nosotros pecadores. Una vez más, su cuadrilla hará gala de la más valiente puesta en escena de la pleitesía que ella merece.
Estaremos allí para arropar y acompañar a Jesús y María en Calle Cañas. La noche más hermosa está a punto de comenzar.
DOMINGO DE RAMOS
El jolgorio de las palmas ya ha tenido lugar. Un extraordinario Domingo de Ramos despertó ayer en la ciudad de Motril para regalarnos momentos de fe y sentimiento cofrade. Jesús y María se plantaron en las calles para regar de pureza cada uno de los rincones de nuestros barrios y de nuestros corazones. Una vez más, la cuadrillas supieron aportar ese tono respetuoso y devocional que convierten su trabajo en una verdadera manifestación artística del ser humano en un aspecto físico atravesado por el color de la admiración hacia sus titulares. Otra vez volvimos a escuchar un Ave María que traspasa nuestra piel para dejarnos emocionados en lo profundo, en lo interno, más allá de la mera expresión cultural que para algunos puede significar una estación de penitencia. La hermandad de la Borriquita nos dejó ese sabor agridulce, compuesto a partes iguales por una dosis de alegría, de triunfo de Jesús llegando a su tierra, de alboroto de niños dibujando sonrisas por las calles, de palmas que nos transportan a un pasado lejano de aclamaciones y vítores al Hijo, y de una Madre que, radiante, nos ofrece su mirada limpia y pura más allá de la condición humana, fruto de las manos de un motrileño que supo dar la impronta especial a una advocación única, y fruto también de unos fieles que la quieren y miman hasta el extremo, y que le lanzan suspiros de amor infinito, y que la llevan en sus corazones, y que la portan bajo sus hombros con arte y dulzura, con cariño y con ternura, haciendo, una vez más, el Domingo más bonito de nuestras vidas. El otro componente es más inquietante. Nos traslada al misterio de lo predecible, al terreno de lo insalvable. Nuestra mente no hace sino recordar que Jesús será traicionado y humillado por el pueblo que lo aclamaba horas antes. Es la incertidumbre que nos embarga cada tarde de Ramos en una mezcla de desasosiego y desesperanza regado con las últimas horas de alegría antes de los momentos duros e inenarrables que recorren nuestras venas cofrades, que se preparan para lo peor.
Domingo de Ramos en Motril, jornada vivida desde las lágrimas de la emoción contenida derramada por nuestros rostros al ver a nuestros titulares en las calles un año más, con la misma ilusión que si fuese el primero porque, como decía ayer alguien, el espíritu cofrade es una sanísima adicción que nos acompaña durante toda nuestra vida y que, sin ella, probablemente, no encontraríamos sentido a la misma.
viernes, 3 de abril de 2009
ADIOS AMIGO
domingo, 29 de marzo de 2009
PREGÓN DE EXALTACIÓN AL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE 2009

Mis torpes palabras rompen la magia de lo callado, de lo interno, la reflexión del corazón retrotrayéndose a un tambor sordo y ciego que camina tras Él. Ausencia de sonidos que forma una melodía aparentemente ausente de sentido, pero cargada de significado y de verdad absoluta cuando se transfigura en nuestros sueños su rostro, también ausente de melodía, con tan sólo el llanto de un instrumento de viento, que riega el tenebroso escenario de calles oscuras y respeto encogido tras labios sellados, que no dejan escapar ni un susurro de alabanza, porque el susurro ya se ha fugado de nuestra alma para viajar junto a Él en la noche de Jueves Santo.
Un sordo, suave y susurrante gemido de corneta despierta la plaza,
Un redoble capado de sonoridad retumba ahogado por la tristeza,
Cadenas esposadas al suelo arrastran un tintineo extraño y machacón,
Zapatillas salpicadas con pies desnudos que avanzan sobre el frio asfalto,
Miles de ojos que brillan con la luz de su faz,
Con la suave caricia de su caminar totalmente despojado de importancia.
Dos ríos de caperuzas negras toman la calle a lado y lado,
Unidos por la cuerda de nuestros pecados,
Penitencias interiores que nadie sabe ni conoce,
Promesas de volver cada año al mismo sitio, al mismo lugar,
Para caminar junto a aquel que ya no camina,
Para velar y acompañar a aquel que en muerte agoniza,
Hermanos y hermanas,
Nos adentramos en la madrugá del Jueves Santo.
Tomando como referencia el Padre Nuestro que oramos al finalizar nuestra Estación de Penitencia, en el cual todos nos cogemos de la mano y somos uno indivisible, todos iguales, todos hermanos, quiero saludaros asimismo. Estimados y queridos hermanos todos, que habéis tenido a bien el acercarse en este día al regazo de nuestro Cristo, bienvenidos y gracias por vuestra asistencia.
En primer lugar quiero agradecer a mi presentador José Manuel, la deferencia que ha tenido para con mi persona, al dedicarme estos minutos que han sido de gran satisfacción para mí, puesto que uno no se acostumbra a ser alagado de tal modo, y con tal cariño, proveniente de un corazón prendido de amistad y respeto mutuo, y que encima es un portentoso poseedor de un verbo hecho prodigio, que con su extraordinaria virtud a la hora de expresar oralmente, fruto de su dedicación, me ha henchido de emoción. Gracias, amigo, y te debo una.
El pasado año me subía por primera vez a este atril, para presentar al pregonero que nos deleitó con su vivencia cofrade en un pregón emotivo, emocionante y, al mismo tiempo, introvertido, de dentro hacia afuera. Este año, vuelvo a estar aquí, pero esta vez para dejarme llevar, para cantaros y contaros lo que me inspira Él, lo que siento, y lo que me sale expresar en estos momentos. Sabéis los que me conocéis que ansiaba poder tener la oportunidad de plasmar lo mucho que llevo en mi interior, con esa forma de expresarme propia y personal, y que me permite darle mi especial impronta a lo que, año tras año, venimos diciendo todos los que somos invitados a encargarnos de tal responsabilidad. Voy a viajar a lo más profundo de mi ser, voy a observar qué bulle en su interior, lo voy a sacar hacia fuera, y lo voy a adornar de vocablos y literatura para hacer a mi Cristo un regalo, pues en definitiva, este pregón es un presente para Aquel que guía mi caminar por este mundo plagado de intransigencia e hipocresía, de guerra y pobreza, y en el cual luchamos por aportar nuestro granito de arena para que el amor a Dios y al prójimo prevalezcan por encima de todas las cosas.
Os quiero comentar que este pregón, según lo he entendido yo, no va a ser fácil ni complaciente. He querido descender a lo más profundo de lo que nuestra imagen representa. He buceado en el dolor y en el castigo injusto que Jesús vivió en sus últimos momentos para llegar a la instantánea que tenemos plasmada en la obra de D. Domingo Sánchez Mesa. Nosotros hacemos una estación de penitencia basada en el silencio, la reflexión y la oración interior, viviendo el luto y la tristeza de lo que queremos expresar en la puesta en la calle de la Hermandad. Por esa razón, esta exaltación debe guardar la misma línea argumental que nos define y nos caracteriza.
La primera parada en este recorrido de sensaciones va a tener como centro de atención la situación presente y las importantes penalidades que nos están tocando vivir en la época actual. La terrible palabra que todos esquivan nombrar, la crisis, se ha instalado entre todos nosotros, como si fuese, desafortunadamente, un miembro más de la familia, una suerte de oveja negra, que está haciendo que muchos se vean con angustiosas situaciones económicas que por nada del mundo esperaban. Son momentos muy difíciles que, en algunos casos, en algunas personas, están siendo motivo ya no de crisis meramente material, sino también de crisis de fe. La gente parece estar perdiendo la esperanza, están abandonado el diálogo con Dios, con Jesús, con María. La oración es cada vez menos el recurso ante el cual las almas se serenan y encuentran el refugio natural a las preocupaciones, y el apoyo verdadero frente a las adversidades. A estas personas quiero invitar desde esta oportunidad que me ofrece el poder estar aquí, para que se acerquen a Jesús, que le sientan en su interior, que sepan con seguridad que en Él tienen al hermano cercano que seguro dibujará en su corazón un resquicio de serenidad para poder dormir un poco mejor en esa noche, y para mirar a sus hijos sin los habituales ojos cristalinos, enjugados por las lágrimas de la impotencia.
Tránsito de almas errantes descarriadas,
Toman el pasillo central del templo,
Sus pies caminan con sigilo,
Caminan solos, conocen el sendero.
Sus miradas ya se han adelantado,
Y están gozando de su presencia,
Que preside el altar,
Con humildad y complacencia.
Sus dedos se entrelazan con dulzura,
Sus rodillas se flexionan con ternura,
Y de sus labios huyen plegarias y rezos,
Que revolotean hasta su santa figura.
Desde la cruz, Jesús se muestra tranquilo,
Sereno y socorrido,
De aquellos que acuden a Él,
Con su fe como único vehículo.
Canto de esperanza,
Sollozo contenido,
Susurro sostenido
De un corazón desvanecido,
Por preocupaciones y lamentos,
De unos tiempos complicados,
De carencias y temores,
De ausencia de alegrías,
Y de apretarse cinturones,
De rezar y pedir al cielo,
Un poco de aliento,
Una luz alentadora,
Que nos enseñe el futuro,
De vacas más gordas,
De tiempos menos duros,
Y de sonrisas regaladas.
Da tu siempre confortante ayuda,
Amigo siempre a nuestro lado,
A aquellos que peor están viviendo,
Momentos duros y atribulados.
A aquellos que no pueden esbozar la alegría,
Porque les ahogan las deudas,
A aquellos que se avergüenzan
De no poder complacer a sus hijos,
De no poder llevarse a la boca,
Ni un triste plato de comida.
Desciende tu infinito amor
Hacia los que más faltos están,
Insufla tu dulce cariño,
Sobre estas almas sin senda,
Para que encuentren en tu faz,
La luz reconfortante, la luz cálida,
La calmada ilusión que relaja el alma,
La palabra cercana vestida de esperanza.
Que si por mí fuese,
Desearía Dios mío,
Quedar yo desamparado,
Para que otros tuviesen tu ayuda.
Pero se con certeza,
Santísimo Cristo adorado,
Que tal cosa no sucedería,
Ni en mi pesadilla más horrenda.
Porque así eres Tú,
Y porque en mi interior lo siento,
Eres luz, eres vida,
Eres puro sentimiento,
Eres rey de las almas,
Y vencedor de lamentos,
Que a la muerte te enfrentaste,
Y victorioso resultaste,
De la más temida lucha,
A la que un ser humano hace frente.
Eres nuestra blanca luz,
Al final del camino,
Eres el reflejo perfecto,
De nuestro ansiado futuro,
Eres hombre de raza,
Eres la vida presente,
Aunque nos empeñemos en llamarte,
Señor de la Buena Muerte.
La segunda parada en este viaje es nuestra hermandad. Pero esta parada va a ser breve, puesto que todos los que estamos aquí, lo estamos precisamente porque, aparte de nuestra demostrada devoción al titular que nos acoge, también consideramos que esta hermandad a la que pertenecemos y con la que simpatizamos, mantiene una idiosincrasia muy personal y propia, que la distingue.
Todos tenemos muy clara la historia de este grupo de hermanos que optaron, hace no muchos años, apostar por un camino distinto, indivisiblemente unido a la entrega al prójimo y a la caridad. No somos amigos de gastos innecesarios, ni de derroches extraordinarios, puesto que lo más extraordinario para todos aquellos que amamos esta cofradía, es poder gastarnos todo lo que tenemos en aquellos que más lo pueden necesitar, para así dibujar una sonrisa, y sin esperar un gracias a cambio, puesto que es algo que forma parte de nuestro trabajo, de nuestra forma de vivir y entender la vida. Todo lo que aquí se hace, se hace por amor, desde las mismísimas entrañas de un corazón entregado a los demás y por los demás, desde el mismísimo núcleo de un mandamiento, el del amor al prójimo, que toma especial relevancia desde el mismo momento en el que cada uno de los hermanos hacemos algo para lo que estamos totalmente entregados: el poder ayudar a los demás. Este es el germen de la hermandad. Y de esa semilla que algunos plantaron en la década de los 80, los que ahora estamos, intentamos regar con generosidad, para que siga creciendo y dando fruto a aquellos que más requieren de ese empujoncito en tiempo de adversidades.
Hacer un una cronología de las acciones que hemos llevado a cabo durante todos estos años sería quizá un tanto extenso. Y como sé que de sobra son conocidas por todos los que aquí os congregáis, pues concluyo diciendo que mientras esta cofradía siga funcionando tal y como lo hace, será siempre ejemplo puro y verdadero de la identidad cristiana y la puesta en práctica del sentimiento de humanidad que debería albergar cada uno de los hombres y mujeres que pueblan este planeta.
Y dicho esto, voy a entrar con paso firme en el tercer momento de este pregón, aquel donde desciendo a la oscuridad de los últimos momentos de Jesús, para intentar encontrar la luz salvadora que nos guíe el camino.
¿Existe la belleza en la muerte?
El Señor de la Buena Muerte descansa sereno, tranquilo, con una templanza relajada, como culmen desahogado de todo el sin vivir que ha experimentado poco antes de expirar.
Es la imagen de un ser humano sin vida, extenuado y dejado a la mano del Padre.
Y sin embargo le miramos. Le miramos con benevolencia y cariño. Le contemplamos con serenidad y calidez. Sin miedo. Cercano. Amable. Amigo. Su rostro reconforta. Sus ojos ocultos tras una tranquilidad apabullante invitan a quedarse junto a ellos, viviendo en un estado de paz infinita y de eterna calma.
Nunca hemos podido imaginar que la muerte pueda albergar belleza. Pero Jesús nos transmite el más bello poema de amor que pueda regalarnos una representación a imagen y semejanza del Hijo. Es el amor en estado puro, un acto de perdón y entrega del Padre para hacernos comprender cuán valioso es el perdón y la entrega incondicional al prójimo.
Entre el Cielo y la Tierra,
Se hierve el infierno,
La muerte de Cristo,
El sufrimiento eterno.
La baqueta muda,
La corneta sollozante,
El silbido de un látigo
Sobre un cuerpo agonizante.
Caminante sobre piedras,
Puntiagudas, dolorosas,
De la infinita senda,
Que al calvario le encomienda.
Quebranto de huesos,
Cansados hasta el límite,
Tendones extenuados,
Y destrozados por el llanto.
Espinas atravesadas
Por el yugo de la tortura,
Ríos ensangrentados
Que recorren su santa figura.
Doliente mirada que muere,
Poco a poco,
Segundo a segundo,
Lágrima tras lágrima.
El alma del Señor de la Buena Muerte
Se diluye,
Se traslada violentamente
De la vida
Al ocaso de la noche sin vida.
El calvario desgarra su voz,
En saeta atronadora,
En un sombrío y oscuro canto,
En un sincopado grito ahogado.
Cruces con redoble de silencio,
Clavos que penetran la madera,
De la carne dolorida y astillada,
Y un reguero ensangrentado de tristeza.
Látigo, flagelo,
Lanza penetrada,
Dolor desatado en la noche sin día,
Luto interior,
Corazones en el ocaso,
Enfrentándose a la verdad incomprendida.
La tristeza se viste de pena,
Por contemplar tan horrenda estampa,
Es inevitable la dolorosa escena cercana,
Es imposible escapar de la certera matanza.
Tus plegarias se escapan del tiempo,
Tus rezos te llevan a la tensa calma,
De la confianza en Tu Padre puesta,
En que la vida volverá a tu alma.
Y sin embargo fluye la luz,
De su rostro derrotado,
Nace la más bella esperanza,
Colorido desencanto,
Resurrecta profecía,
De la batalla ganada,
A la muerte tenebrosa,
A la oscura filigrana.
Porque sabes con certeza,
Que a la muerte vencerías,
Tras tres lúgubres jornadas,
De dolor y vejaciones.
Belleza en muerte,
Paradoja servida,
Lo mismo y lo contrario,
En tu imagen se adivina,
Dolor y esperanza,
Etéreo relajo del alma,
Sustrato amargo de incomprensibles
Cantos ahogados de suplicio,
Suplicio hecho carne,
Carne de costado atravesada,
Atravesada por la amarga y fría lanza,
Lanza forjada con nuestros pecados,
Pecados de un hombre sin rumbo,
Rumbo perdido en el pecado,
Solsticio de oscuridad cegadora,
En lucha constante con la mañana,
La mañana de tu vida sin vida,
La vida sin vida de tu gracia,
Gracia por siempre poseída,
De un color amoratado por el golpe,
Golpe de centurias azotándote,
Para llevarte al calvario por las malas.
La roja sustancia se derrama,
Tras el devenir de la mañana,
Gotas de muerte anunciada,
Que por la rastrera arena se arrastra.
Cuánto dolor desatado,
Cuánta pena acompasada,
Al son de gritos y ofensas,
De un pueblo que no entiende nada.
Mi alma viaja descarriada,
Por ver tan cruel estampa,
Porque mis ojos ya no son ojos,
Sino cuchillos en mi espalda.
La traición se transfigura,
En la imagen de tu calma,
Y mi vida queda atrapada
En tu mirada sosegada.
Llanto, muerte,
Dolor incontenido,
Humillación presente,
Impotencia eternamente.
Extramundo inerte,
Salvación lejana,
Infierno doliente,
Por tu condición humana.
Los crujidos de madera,
Bajo tus pies despojados,
Pregonaban el tormento,
Rechinaban tu quebranto.
Ángeles querubines que revolotean el cielo,
Pinceladas de tiniebla que decoran el aire,
Toneladas de lamentos que dibujan la tierra,
Y gotas de lluvia que salpican las llagas.
Pero Jesús no muere en las calles motrileñas,
Jesús vive para cobijarse entre nosotros,
Motril renace cada Viernes Santo al alba,
Para dar a sus habitantes un rayo de confianza,
La resurrección de la ilusión,
El arcoíris de eterna esperanza,
El rocío de rosa engalanada,
Que da la bienvenida a la mañana,
El lucero que brilla con fuerza,
Para deslumbrar la oscura tiniebla,
La aurora que nace con arte,
Para anunciar la nueva mañana,
Que griten avenidas y calles,
Que canten travesías y plazas,
Porque Jesús de la Buena Muerte,
Ha vuelto para vivir en mi alma.
Cristo muere en la Cruz. Sólo, sin más compañía que su propia fe y su creencia firme en el Padre. Los clavos atraviesan su esperanza de principio a fin, sus espinas se clavan en la confianza hacia Dios como si se tratasen de durísimos actos de valentía que debe afrontar con entereza y disciplina. Pero es muy difícil intentar mantenerse firme ante tal sacrilegio. Jesús lloró, Jesús sufrió, Jesús vivió el dolor en primera persona, con el único apoyo que su propia condición física, la de un ser humano como nosotros, sin milagros, sin alivios, con dureza, con la angustia que provoca en cualquiera de nosotros un dolor agudo que no podemos contener de ninguna manera.
Señor de la Buena Muerte,
Qué advocación tan acertada,
Que diste a la cruz inerte,
La condición de salvadora,
Vida propia y referente,
Del cristiano de raza creyente,
Como el mismísimo sol naciente,
A la bella flor regalada.
Tus pupilas se dilatan,
Cuando la guerra se desata,
Entre hermanos que se matan,
Y naciones que se arrasan.
Tu corazón sufre de pena,
Cuando el dolor se apodera,
De los que menos atesoran,
Y los que más se desesperan.
Tu alma se siente insegura,
Cuando contemplas con amargura,
Que falta mucha dulzura,
En este mundo de locura.
Tu palabra se hace verbo,
Para bendecirnos con tu gracia,
Y sacarnos de este averno,
De pecado que nos atrapa.
Ídolos de papel creados,
Seres inertes idolatrados,
Materialismo afincado,
En el corazón de los humanos.
La sencilla luz de tu mirada,
Rayo de luna calmada,
Reflejo de estrella encumbrada,
Y haz de luceros serenada.
La sentida calidez de tu rostro,
La mullida sensación de contemplarte,
La experiencia de no sentirme solo,
Por vivirme feliz al mirarte.
Tú vas derramando amores
Que a tus hijos vas mojando,
Vas calando corazones,
Y tu Sangre nos va empapando.
Emperador de Motril,
Rey de la vida y el arte,
Tu ciudad quiere amarte,
Y quererte y adorarte,
Y sentirte por las noches,
A su lado al acostarse,
Y vivir siempre y por siempre,
En el regazo de tu temple,
Y que los mimes,
Y que los sientas,
Y que no olvides su presencia,
Y que nazcas a las doce,
Cuando el Jueves se hace Santo,
Y la madrugá se hace reina,
De la noche más eterna,
De la muerte más hermosa,
De la vida más certera,
De las horas más soberbias,
De la vida en penitencia.
Es vivirte, es amarte,
Es por siempre alabarte,
Es sentir el sutil cante,
De la muerte hecha baluarte,
Transmisor de ilusiones,
De esperanzas y contrastes,
De lo oscuro y lo contrario,
De la fuente del amparo,
Cuando riegas sus rincones,
Con la savia de tu presencia,
Con la sangre de tus venas,
Que es la vida hecha promesa,
La promesa de salvarnos,
Cuando el fin llegue a la meta.
Qué serena tu presencia,
Qué presencia susurrante,
Con dulzura y con templanza,
Siempre siento tu viveza.
Qué seguro yo me siento,
Junto a Ti en mi reposo,
Qué tranquilo, qué descanso,
Cuando estoy en tu regazo.
Y llegando este canto,
Al final de su camino,
Querido siempre amigo mío,
Hermano a mi corazón prendido,
Solo una cosa es lo que te pido,
Que cuando llegue mi hora lejana,
De viajar a un mejor destino,
Me enseñes de tu nombre el sentido,
Para cerrar mi vida presente,
A tu lado,
Con una Buena Muerte.
La madrugá desciende como un oscuro manto de luto y tristeza a lo largo de la jornada de Jueves Santo. La sensación acongojada de inseguridad sobrevuela nuestras conciencias. El sexto sentido se prepara para recibir un fuerte golpe directo al corazón. La distancia entre el jolgorio del Domingo de Ramos y la pena de esta noche se va acrecentando a medida que se acerca la fatídica medianoche, en la que sentimos un pellizco retorcido a lo largo de la piel de nuestros temores más aterradores. El pánico se apodera de un ser humano totalmente destrozado, porque conoce que la palabra “asesinato” va a hacerse protagonista de un hecho desgraciadamente constatado y constatable durante casi dos mil años ya. Y a pesar de repetirse cada trescientos sesenta y cinco días, siempre notamos la misma sensación, la misma invasión de desolación interior que nos aborda como un pirata en la nocturnidad de nuestro desasosiego. Es revivir la muerte en primera persona a través del rostro de sufrimiento imparable del hombre nacido de Dios, y con Dios en sí mismo, e infinitamente lleno de Dios, pues es Dios Padre mismo quien lo reconoce como su Hijo amado.
Cuántas veces el amor exige silencios, cuántas veces no se necesita sino permanecer al lado de la persona amada. Cuántas palabras hirientes no debieron salir de nuestra boca, cuántas miradas amables y sinceras valen más que mil palabras. Jesús permanece esta noche, en silencio, junto a los hombres, a los que ama, demostrando el amor con su presencia, sin decir una sola palabra.
Suspiro infinito ahogado en la opaca muralla de nuestros pecados, y que impide el poder liberar nuestro llanto desatado por cada uno de los azotes que los jirones de la piel de Cristo transmite a nuestro ser.
El cántico de tus últimas horas se compone de llantos agónicos, de desesperados gritos de dolor incontenido de afuera hacia adentro, de impotencia desatada, de pánico incomprensible al no entender por qué el Padre le ha dibujado tan cruel destino.
Jesús recorre, un año más, ese itinerario que ya conoce y que todo su pueblo ansía acompañar…
El dulce chirrío del metal ensordece las baldosas,
El atronador silencio respirado en las calles,
Se adueña poco a poco de todos los rincones,
De las callejas adoquinadas y solitarias, dormidas,
De una noche en calma y perdida en la historia,
De un acontecimiento clavado en la memoria,
De un momento esclavizado en el tiempo,
De una crónica en muerte anunciada,
De la presencia amarga en la madrugada,
De sones de amargura entronados en el alma,
De ribetes de luto surgidos de una sentencia,
Sentencia que rompe la vida sagrada,
Con el son de las voces desgarradas.
Caminando con ternura,
Por tu Motril entristecido,
Que desea que tu pureza,
Derrames por todo el camino.
La Libertad de la plaza oscurecida,
Parece que te acoge con ternura,
Ante las miradas ciegas de una noche,
Que destila luto y dulzura.
Cardenal Belluga de baldosas,
Arrastrado esparto sordo,
De capuchones que desfilan sigilosos,
Con dolor rasgado bajo el rostro.
Canalejas en la plaza,
Luces rotas en la estancia,
Los balcones asomados,
Para ver tu bella estampa.
Cruz de Conchas hacia arriba,
Angostura heredada,
De un casco rancio y olvidado,
De un Motril de otras añadas.
A Pozuelo llega el paso,
Con ribetes de mudeza,
Esperando que sus fieles,
Ya desgarren la saeta.
En Garrido todo es calma,
Arboleda sosegada,
Que sutiles arropan tu cara,
Con sus flores que engalanan.
Ciprés regado de tu gracia,
Con ambiente de tristeza,
En la plaza abandonada,
De la vida desolada.
Milanesa es estrecha,
Como la senda de la vida,
Recoveco escondido,
Para rezar con el alma.
Vistabella nos acoge,
Y nos lleva en su regazo,
Con la luz enmudecida,
En el medio del camino.
Bustamante siempre espera,
Con tremenda impaciencia,
A que Cristo desembarque,
Y bendiga la plazuela.
En Cruz Verde la noche es ciega,
La tiniebla se hace canto,
Para recibir con respeto,
Al amado Hijo expirado.
Las Palmeras se rebosan,
De orantes silenciados,
Que observan doloridos,
La paz de tu rostro santo.
Emilio Moré se despliega,
Con palcos abarrotados,
Y palabras de misterio,
Que revuelan por las ondas.
Al final de la plazuela,
Se perfila el cableado,
Díaz Moreu siempre nos hace,
Que caminemos muy agachados.
Romero Civantos es ausencia,
Porque ya están en la Iglesia,
Los que viajan con nosotros,
El camino de la pena.
Plaza España es inmensa,
Qué pequeño se ve el paso,
Allí con calma reviramos,
Para subir la fría escalera.
Frente al templo surge lo mágico,
El silencio se desgaja,
En oración pura y sincera,
Y un Padre Nuestro que nos abraza.
Y otro año se ha cumplido,
Otro año se ha acabado,
Buena Muerte por las calles,
Derramando su presencia,
Encumbrando las callejas,
A avenidas de tristeza,
Elevando cada plaza,
A altares de pureza,
Acariciando cada alma,
Con gracejo y sutileza,
Para llevarla a la calma,
Para transmitirle firmeza,
Porque Él ha vuelto a salir,
Para hacer la noche día,
Para llenar miles de ojos,
De enjugadas pupilas,
Para demostrar una vez más,
La humildad del Poderío,
Y que sepa todo el mundo,
Desde el principio hasta el fin,
Que Tú siempre has sido y serás,
El Gran Señor de Motril.
He dicho.
jueves, 26 de marzo de 2009
QUIERO ESTAR CONTIGO


lunes, 23 de marzo de 2009
EXPRÉSATE (PASIÓN SIEMPRE EN NUESTRO CORAZÓN)

viernes, 20 de marzo de 2009
POR TUS HECHOS TE CONOCERÁN
lunes, 16 de marzo de 2009
PRESENTACIÓN AL PREGONERO
Hermanos de la recoleta Congregación Agustina, Junta de Gobierno y hermanos de la Cofradía de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos y María Santísima de la Victoria, hermanos cofrades, amigos todos.
Este año hace ya nueve que me subí a este atril para cantar a los titulares que residen en este templo y que guían las trayectorias de los cofrades que aquí se congregan. Fue la primera vez que tenía la inmensa responsabilidad de pregonar a un grupo de hermanos y amigos sobre aquello que supone un pilar importante e imprescindible en sus vidas, como es el cariño y afecto que procesan hacia sus titulares. Hoy, nueve años después, han cambiado algunas cosas y, aquello que veía como una responsabilidad temerosa por no saber si estaría a la altura, se ha convertido en un excepcional privilegio que se me concedió en aquel momento, y del cual, hoy por hoy, si habría disfrutado muchísimo más.
Todo esto viene a colación de la importancia que tiene el pregonero a la hora de desarrollar su discurso, pero también para tener en cuenta que el pregonero debe aprender a disfrutar ese privilegio que se le regala y que quiere compartir con sus hermanos.
En este caso nos encontramos con alguien que, aunque suene a manido tópico, no necesita ningún tipo de presentación. Hubiese bastado con decir, aquí tenéis a José Santiago, y disfrutad con él. Habría sido suficiente, sinceramente. José es un hermano que todos conocéis, que ha formado parte de la Historia de la Hermandad prácticamente desde sus inicios, y que ha ocupado diversas ocupaciones dentro de ella. Entonces, el hecho de hablar de la historia personal de este señor, pues puede resultar algo redundante. Así que me voy a centrar en otros aspectos más colindantes, en referentes sensibles que hacen que José sea alguien especial, en lo que podríamos denominar, sus pequeños tesoros cofrades.
Cada uno puede tener diversas opiniones sobre alguien. Es cierto. Algunas personas nos caen mejor, otras nos caen peor. Está claro que nunca llueve a gusto de todos. Pero algo que caracteriza al pregonero de la noche, es que suele tener un mágico hilo de conexión con todo el mundo cofrade. Es poseedor de un magnífico arte diplomático para relacionarse con todos los estamentos de un modo cordial y cercano, con calidez y templanza. Es capaz de acercarse a sus hermanos con sinceridad y humildad, escuchando antes que hablando, aprendiendo antes que departiendo.
Sinceridad he dicho. Pues sí. Nuestro hermano es dueño de la transparencia hecha pensamiento, de la que disfrutamos los cercanos a él, y que tan especial y distinguido le hacen. No hay fisuras, no hay dobleces, lo blanco es blanco y lo negro es negro, no intenta disfrazar de gris aquello con lo que no está de acuerdo en su interior. Esto le hace valedor de una garantía de confianza y de veracidad que hacen que su palabra no sea una duda puesta en boca de alguien, ni una verdad a medias para maquillar un desacuerdo.
Desde los micrófonos de Onda Cero desarrolla su labor informativa, a través de un programa que cumple 11 años ya, y que es la extensión de aquel Incienso y Cera que inauguró de forma contundente las programaciones cofrades de periodicidad semanal. Por cuestiones laborales, tuve que ausentarme de esta mi tierra hacia la Mancha castellana, y me vi obligado a abandonar irremediablemente a mi compañero de batallas sólo ante el micrófono. Al principio los momentos fueron duros. La soledad hacía mella tras tantos años realizando el programa a dos bandas. Pero este periodo de aprendizaje le hizo bien, le ha hecho muy bien. Hoy por hoy, gracias a Dios, me siento orgulloso de lo que hoy es A Golpe de Llamador y. Ha arropado el programa entre sus brazos, le ha mecido y le ha ayudado a crecer. Hoy por hoy ya es adulto, ya tiene vida propia y ya es un referente absolutamente irrefutable de la información cofrade en nuestra ciudad. Amigo, has sabido aprovechar aquella herencia que hiciste tuya hace ya unos cuantos años, y le has insuflado la vida para que todos aquellos que ideamos y pensamos en esa “locura” por aquellos tiempos, como era un programa cofrade semanal, nos sintamos felices al ver la trayectoria recorrida y el buen estado de salud del que goza. Esto ha sido gracias a ti.
Otra de sus dedicaciones más especiales para él se centra en el barrio de Capuchinos, en su hermandad de toda la vida, como él la describe. Desde hace unos años desempeña con acierto el cargo de Hermano Mayor en este grupo de gente de barrio que, por encima de todo, aman y veneran a su Divina Pastora de las Almas. Su empeño está demostrándose día a día, llevando a cabo actuaciones importantes en beneficio de la hermandad, y donde se siente feliz y realizado con su trabajo. Ha elevado a su titular un escalón más cerca del cielo, y al mismo tiempo, un peldaño más cerca de sus vecinos. Y Ella, la Reina, se siente feliz, más arropada y más coqueta que nunca, tras el toque mágico de manos prodigiosas como son las de Antonio Hernández e Israel Cornejo. Felicidades, amigo José, aquel sueño basado en tu amor a la Señora de Capuchinos que barruntabas de pequeño lo has cumplido con creces.
Me gusta tomarme un café con José. Es un ritual, en la plaza de las Palmeras, casi siempre en la misma mesa, uno frente al otro. Se acerca nuestro amigo camarero, que ya nos conoce, pedimos y nos sirve. A continuación nos ponemos a charlar, sin más. ¿El tema? Da igual. No hay tema predefinido. Él me cuenta lo que pasa en esta tierra durante mi ausencia, yo le doy mi opinión sobre lo que escucho. Se produce la magia. Las palabras fluyen sin obstáculo, sin esconderse tras disfraces hipócritas de intentar agradar a tu interlocutor. En esto que pasan por allí amigos comunes. Todos se paran y saludan. Algunos se sientan. Departimos como si nada. Igual de fluido, igual de humano. La capacidad de bienestar que transmite José va más allá de lo que yo puedo escribir en este momento. Es una experiencia de vida que sólo puede hacerse presente a través de la sensación directa de estar cerca del pregonero y sentir, simplemente sentir. Acaba el tiempo de café. Me toca pagar a mí.
José, sabes el tiempo que llevas rumiando este pregón. Muchas veces hemos hablado, y muchas veces has dicho que este es tu pregón, el que llevas dentro, el que sale sólo, el que es parte de ti, y tú formas parte de él. Vas a contarnos sobre la cofradía, sabiendo que tú has sido parte de ella, y vas a contar parte de ti también. Acuérdate que cuando se me encargó esta responsabilidad, hace ya 9 años, tú tenías por ahí fragmentos sueltos, que tenías a bien compartir algunos conmigo. Este es tu momento en esta hermandad, es el momento que has esperado para elevar la vivencia en la Cofradía de la Oración en el Huerto a una experiencia vital a compartir con todos los tuyos. Haznos partícipes, pregonero, de lo que tu verbo arraigado en tus raíces motrileñas y capuchinas es capaz de desplegar con dulzura y delicadeza, con firmeza y arte, con raza y sabiduría.
Sabemos todos de tu amor incondicional a los titulares que hoy presiden este acto. Sabemos todos de tu incondicional admiración a la Madre, principio y fin de tu condición andaluza y mariana por los cuatro costados. Ellos también lo saben, y están impacientes por escucharte, porque perfectamente eres sabedor de que Ellos te quieren y velan por ti, que te tienen por un ser especial, de una estirpe cristiana anclada en la historia de tu andanza por este mundo. Esta es la hora. Ahora te toca regalarnos tu sensibilidad convertida en pureza derramada en forma de palabras que vuelan al cielo de nuestros corazones para demostrarnos, una vez más, cuan grande eres, y cuan infinito es tu amor a Dios.
Que todos saben de tu bondad,
Aquellos que el cielo pueblan,
Querubines angelicales,
Que rubrican tu presencia,
Con pinreles de alabanza,
Y susurros de pureza.
Danos, amigo José,
Tu palabra siempre cierta,
Tu cercano y limpio verbo,
Que corona con acierto,
Cada rezo que tu alma,
Dedica con amor al Padre,
A la Madre Victoriosa,
Y al bendito rey Orante.
Hermanos y hermanas, os dejo con mi amigo, y a su vez el pregonero de esta noche, D. José Antonio Santiago Martín
viernes, 13 de marzo de 2009
Y AL TERCER DÍA...
viernes, 6 de marzo de 2009
LA PASIÓN DE PASIÓN
jueves, 26 de febrero de 2009
40 DÍAS PARA PENSAR
en un lugar de nuestro corazón,
se alberga la emoción,
de ver de nuevo caminar
a las imágenes de nuestra devoción.
Desde la estancia,
se saborea la distancia,
cada vez más escasa,
hacia la tremenda ilusión,
que sentimos cada año,
cuando llega el momento,
el momento más ansiado,
de vivir nuestro calvario,
con el sabor que nos da,
esta tierra que nos parió,
y que es tierra de María.
Rosarios repiqueteando,
palmas que reciben al Hijo,
que reflexiona en el monte
entre olivos y discípulos,
aguardando la Victoria,
que se resiste a llegar.
El Perdón se magnifica,
cuando la Misericordia
se hace presente,
ante los ojos motrileños,
que piden Salud y Consuelo,
cuando la vida es más injusta.
Confían en el Gran Poder,
que desde arriba todo ve,
aliviando el Mayor Dolor,
que una Madre puede resistir.
Nazareno de raza y coraje,
albergando en su interior la Esperanza,
de que la Pasión pronto pase,
que no se acentúe la Amargura,
para llegar dignamente,
a tener una Buena Muerte.
Sepulcros de pena en Motril,
Dolores de luto por la muerte,
la muerte de un hijo Expirado,
en el trágico Valle del calvario.
Yacente pereces ante nuestros ojos,
con la Soledad como unico sirviente,
destrozado por la vida,
albergado por la muerte.
Esperando que llegue el día,
de renacer Resucitado,
de encontrar la Paz enternamente,
para salvarnos de nuestros pecados,
a nosotros, humanos inconscientes.
Es Cuaresma, toca vivir intensamente para llegar a nuestra Semana Santa plenos de energía, pulcritud de espíritu y de mente.
(Editorial del 27 de febrero de 2009 para el programa "A Golpe de Llamador" de Onda Cero Motril)